miércoles, 25 de abril de 2018

Red de agujeros (Último viaje)

Los cuadernos dan una idea sobre mi relación con estas tierras, nietos. Es compleja, como la de todos, donde quiera que se nazca. 
Me apabullan, no les pertenezco, ando persiguiéndolas desde apenas subir a la azotea.
Aquí estuvo uno de los cinco centros civilizatorios originarios y se siente todavía.
Por dramáticas y chistosas razones que explico a la Inesperada, asomo ahora por tercera vez a otros lugares tan o más densos históricamente, trece mil kilómetros allá. Ya antes creé un vínculo emocional con ellos y hoy podría terminar allí, sin importar cuan absurdo parezca. Lo haría como acto simbólico y no a la manera en que aspiré al "Sur, geografía profunda", ¿recuerdan?
Es abril y en diciembre pasado fracasó el intento de abrazar mi "patria prometida", acotado "Sur..." cuya perspectiva volvió a aparecerseme el domingo previo a este jueves buscando quién vuelva a interesarnos en la utopía conquistada que amenaza desaparecer y que hace cuatro años me hizo firmar un pacto de sangre con una ciudad pequeñita, trópico puro y experiencia ejemplar, para mis días finales. 
Más extraordinarios viajes que los propuestos a Julio Verne por su editor, de quien a la primera
obligada pregunta recibida por teléfono, contesta:
-¿Yo? Ya sabes, duro on the road de la recámara a la sala.
Aquél mal novelista y triste ser humano compró un magnífico velero que podría llevarlo a surcar los cinco mares, y jamás pasó de unos cientos kilómetros alrededor. Le tenía sin cuidado la fiebre de imaginación que alimentaba y menos el inconmensurable desastre producido para ello entre cien pueblos de dos continentes.
-Cuéntame el paseo a Mauritania -ruega la terca
Tic y yo, que vi casi nada, invento. Me sobraba el maravilloso autobús hecho una piltrafa y su riqueza de hombres y mujeres, voces, hábitos, texturas.
Cada uno se relaciona según quiere con los países en sentido estricto -el que empleaba mi abuela hablando del suyo, reducido a montañas que se encaramaban mirando al mar frío. 
En mi diario on the road acudí al con mucho mayor esfuerzo humano que hayan conocido "nuestras" tierras desde su conquista por España: la reconstrucción de las identidades precortesianas que recibieron "por herencia una red de agujeros"1. Fue tan arduo y exitoso el empeño, que mediados los años mil novecientos un antropólogo comprometido socialmente nos apabuyó: todo aquí continúa sustentado por el "México profundo"2, indígena o de raíces indígenas. De esa noción surgió luego la del "Sur, geografía...", extendida a Mesoamérica entera, cuyos límites se expandieron, alcanzando el norte "mexicano" y los Estados Unidos3.
Sobre ello, aprovechándolo, una variedad secular de Malditos, "piel negra, mascaras negras"4 a este costado del mundo.
Me fui imposible quedar en la que amaneradamente llamo patria prometida. Conozco más o menos bien al País de los últimos cien años, por estudiarlo y vivirlo, y no lo entiendo como se debe: usando la piel. Cosas muy simples se vuelven en él un enredo y al voltear hacia quienes a secas lo mamaron encuentro su sarcasmo.
Son mexicanos por conciencia, de muchos tipos, según zonas geográficas y clases sociales. Se detestan entre ellos y su proverbial solidaridad aparece solo cuando los desastres naturales les recuerdan algo impreciso común. Si sigo así los aborreceré en cinco minutos y no nací para eso.
Quedó por herencia una red de agüjeros no para quienes sufrieron el cataclismo resarciéndose luego, sino a ustedes, Suaves patrias, orgullosos o secretos odiadores de indígenas, que no pueden mirarse al espejo.
Los enredos nacionales sin duda tienen muchos motivos, como la violencia salvadoreña, hondureña y guatemalmeteca, que un líder migrante señala5, y están agravados por nuestro salvaje modelo planetario. Pero el desatino primitivo es el desatino primitivo y da al apocalpisis local un tono retratado por este video del famoso youtuber rapero que se reclama sicario narco y asesino de tres estudiantes a quienes disolvió en ácido:
Una vez aclarado lo antedicho, Adios. Confio, realmente confió en su salvación.
5:58 am, Tic. Abre el ojo, con una chingada, jeje.
                 
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