Me apabullan, no les pertenezco, ando persiguiéndolas desde apenas subir a la azotea.
Aquí estuvo uno de los cinco centros civilizatorios originarios y se siente todavía.
Por dramáticas y chistosas razones que explico a la Inesperada, asomo ahora por tercera vez a otros lugares tan o más densos históricamente, trece mil kilómetros allá. Ya antes creé un vínculo emocional con ellos y hoy podría terminar allí, sin importar cuan absurdo parezca. Lo haría como acto simbólico y no a la manera en que aspiré al "Sur, geografía profunda", ¿recuerdan?
Es abril y en diciembre pasado fracasó el intento de abrazar mi "patria prometida", acotado "Sur..." cuya perspectiva volvió a aparecerseme el domingo previo a este jueves buscando quién vuelva a interesarnos en la utopía conquistada que amenaza desaparecer y que hace cuatro años me hizo firmar un pacto de sangre con una ciudad pequeñita, trópico puro y experiencia ejemplar, para mis días finales.
Más extraordinarios viajes que los propuestos a Julio Verne por su editor, de quien a la primera
obligada pregunta recibida por teléfono, contesta:
-¿Yo? Ya sabes, duro on the road de la recámara a la sala.
Aquél mal novelista y triste ser humano compró un magnífico velero que podría llevarlo a surcar los cinco mares, y jamás pasó de unos cientos kilómetros alrededor. Le tenía sin cuidado la fiebre de imaginación que alimentaba y menos el inconmensurable desastre producido para ello entre cien pueblos de dos continentes.
-Cuéntame el paseo a Mauritania -ruega la terca
Tic y yo, que vi casi nada, invento. Me sobraba el maravilloso autobús hecho una piltrafa y su riqueza de hombres y mujeres, voces, hábitos, texturas.

En mi diario on the road acudí al con mucho mayor esfuerzo humano que hayan conocido "nuestras" tierras desde su conquista por España: la reconstrucción de las identidades precortesianas que recibieron "por herencia una red de agujeros"1. Fue tan arduo y exitoso el empeño, que mediados los años mil novecientos un antropólogo comprometido socialmente nos apabuyó: todo aquí continúa sustentado por el "México profundo"2, indígena o de raíces indígenas. De esa noción surgió luego la del "Sur, geografía...", extendida a Mesoamérica entera, cuyos límites se expandieron, alcanzando el norte "mexicano" y los Estados Unidos3.
Sobre ello, aprovechándolo, una variedad secular de Malditos, "piel negra, mascaras negras"4 a este costado del mundo.
Me fui imposible quedar en la que amaneradamente llamo patria prometida. Conozco más o menos bien al País de los últimos cien años, por estudiarlo y vivirlo, y no lo entiendo como se debe: usando la piel. Cosas muy simples se vuelven en él un enredo y al voltear hacia quienes a secas lo mamaron encuentro su sarcasmo.
Son mexicanos por conciencia, de muchos tipos, según zonas geográficas y clases sociales. Se detestan entre ellos y su proverbial solidaridad aparece solo cuando los desastres naturales les recuerdan algo impreciso común. Si sigo así los aborreceré en cinco minutos y no nací para eso.
Quedó por herencia una red de agüjeros no para quienes sufrieron el cataclismo resarciéndose luego, sino a ustedes, Suaves patrias, orgullosos o secretos odiadores de indígenas, que no pueden mirarse al espejo.
Los enredos nacionales sin duda tienen muchos motivos, como la violencia salvadoreña, hondureña y guatemalmeteca, que un líder migrante señala5, y están agravados por nuestro salvaje modelo planetario. Pero el desatino primitivo es el desatino primitivo y da al apocalpisis local un tono retratado por este video del famoso youtuber rapero que se reclama sicario narco y asesino de tres estudiantes a quienes disolvió en ácido:
5:58 am, Tic. Abre el ojo, con una chingada, jeje.
SIGUE