miércoles, 12 de febrero de 2020

Otra "Vidas paralelas", en meritita gestación

O me sugiere una novela que conduce a banqueros florentinos del siglo XVIII. Serviría a mis incursiones por ocurrencia en torno a "la invención de América". Sin pedir permiso al abuelo iba a leerla y se me atreviesa un pendiente: ¿cómo era nuestra ciudad cuando yo crecía, más allá del alrededor? 
Debería preguntarle a Margarito Mendoza, el obrero que protagonizó la excepcional lucha de Vidriera y Alumex, convertido luego en escritor aficionado, cuyo ojo tiene gran olfato -jeje y no jeje-. No lo encuentro y recuerdo otra deuda, ésta mayor: con Tomás Correa, singularísimo dirigente sindical, quien cercano a la muerte nos contó su historia. Hice un apunte: 
El futuro líder de la Liga de Soldadores es un comunista apenas abre los ojos al mundo. Y lo es consecuentemente, aunque parezca un exceso decirlo. Sus padres no paran y el hogar está repleto de conversaciones, personalidades, preparativos para sacar adelante el proyecto colectivo a como dé lugar.
Apenas rebasa el metro de alto, Tomás vigila con sus hermanas la casa familiar durante las reuniones partidarias y no le sorprende que don Máximo, doña Xxx y compañía salten por los techos escapando sin sustos ni alharacas. A final de cuentas la prisión les es familiar.

Así, retando al mundo, queriendo comérselo de un bocado, anda el chamaquito que a los nueve años prueba el moscatel para las reuniones y piensa Está buenísimo. En adelante tiro por viaje llegará crudo a clases.

Le hace duro al trompo, y no nos referimos al que baila dándole con la reata, sino a ese deporte urbano muy en boga hace mucho, cuya profesionalización nos conquistará campeonatos mundiales por montón.
-A los doce tenía una pandilla. Nos surtíamos chulo con otras.
-¿Cuántos muchachos había en la suya?
-Unos cien... jeje.
Nació por el norponiente del valle, donde había en titipuchal las fábricas y barrios obreros que yo buscaba inútilmente con los ojos.
¿Y si quiero saber de otros niños y rumbos entonces? Algo me contaron don Alfredo, el Almirante, como le digo, después metalúrgico y socialcristiano, avecindado en Chihuahua capital, y sus amigos: Filiberto, mi guía ideológico, de León; Nelly Herrera, saltillense... El resto son más jóvenes. Está esa estupenda autobiografia de Sabás Rendón, también futuro agitador, que creció en un pequeño pueblo cercano a Cuernavaca. He ojeado otras, de guerrenses y así por fuerza vinculados a los camotazos, jeje, ¿verdad, O?
Rastreando archivos encuentro lo que no ubico cómo llegó: "La rueda maravillosa de mi vida. Notas de un peregrino. Óscar I. Órtiz Reyes". Ya a primera vista es interesante pues lo hizo para un proyecto que se llamaba "Vidas cruzadas".
¿Intentaré componer algo con esa dispersión? Después me pregunto por otros niños del planeta durante esos tiempos. En Palestina, por ejemplo, donde residen algunos visitantes al cuaderno.
Vivíamos la posguerra mundial y allí el inició del estado israelí. 
Con qué soñábamos. Los pequeños solo tienen ensueños, creo, cuando les falta algo apremiante: comida, paz, salud. Basta el día para satisfacerlos ... y grabarles huellas que no desaparecerán, maravillosas y dolorosísimas.     
OTRA VEZ: SIGUE. PUES ES QUE HAY HARTO QUEHACER, CÓMO TOMARSE LA SIESTA NOCTURNA. ¿VERDAD, TIC? (VUELA UNA CAZUELA QUE NO ATINA A MI CHOYA SOLO PORQUE SOY QUIEN SOY: EL REY DEL BARRIO, CÓMO NO.)