martes, 18 de febrero de 2020

El 1492 posmoderno

Como se previno, para efectos nuestros, mentor, saber mucho o poco da lo mismo. Ya dijo don Alonso: Mientras ladren... -refiriéndose a los perros que así probaban el andar de él y su escudero.

Abuelo, el pesimismo de la posmodernidad creó narrativas -no se te ocurra decir discursos o cosa parecida, eh- muy complejas.
“Los desastres bursátiles se producen porque cada uno adopta una decisión equivocada, y la suma de todas ellas crea el pánico. Después el que no tiene nervios de acero se pregunta: ‘¿Quién ha urdido esta conspiración? ¿A quién beneficia?’ Y pobre del que no logre descubrir un enemigo que haya conspirado, porque se siente culpable”.
Ve, hasta el blogger, habituado a nuestras vetustas cabezas, se marea con sus razonamientos.
Eco escribió eso en El cementerio de Praga, como si El nombre de la rosa saltara un siglo para llevarnos a Fugger y compañía contagiado por El código Da Vinci. Porque, como observamos, sabe que Montaigne tenía razón contemplando la obra ultramarina europea: "Creemos asirlo todo y apretamos solo viento". 
Sobre ella, ¿recuerdas también?, dijo Chaunu: "La mayor mutación jamás habida en el espacio humano". "En el siglo XIII , ninguna civilización conocía más de un tercio del planeta -cotinuaba-. El horizonte de Occidente cubría, a través de espesas brumas, 30 % de la superficie de las tierras, y de 4 a 5 % de la superficie de los mares."
Fue mi guía cuando dediqué ocho años al tema para ver eclosionar a los seis procesos civilizatorios y concluir con La invención de América." "Todo lo solido se desvanece en el aire" ya entonces. Marx y sus contemporáneos socialistas, no importa la especie, estaban hartos de eso, y Lenin-Trotsky, Rosa de Luxemburgo, Durruti, Mao, Hochiming, el Che, idem. Al pan pan y al vino vino, pensaron obrando en consecuencia. Una guerra de las galaxias echó todo por tierra y, como los mexicas y quiches, vimos al universo hacerse trizas, hasta que la burbuja inmobiliaria -2007, no olvides- empujó esa crisis que el capitalismo no puede superar y los bancos centrales, incluyendo desde luego al europeo cuyas riendas Atelli-avieso 1492 llevó por un tiempo, aventaron dinero a diestra y siniestra, dando la última alerta a quienes con desesperación buscan nuestros últimos recurros naturales y son coléricos Diegos de Velasco, Aguirres, Alvarados, etcétera.
Hoy una niña muerta al sur de mi ciudad parece ser la gota que derrama el vaso. Nadie vio nada, comenzando por sus padres, reiteradamente acusados de mal trato. Corrió con peor suerte que otra años atrás a quien los compañeritos usaron para "jugar a ser violadores".
Solidos desvanciéndose mientras Jacobo Jugger brinca de gusto bajo tierra. Para ello trabajó arduamente, compitiendo con los Musler, vecinos suyos en esa pequeña ciudad llamada Augsburgo.
"Esta revolución de espacio, al igual que más tarde la revolución industrial -concluye Chaunu-, se hizo a partir de un sector geográfico privilegiado entre el norte de Italia y la Hispania atlántica (apenas de 200 000 XXI a 300 000 km). Esta revolución fue ante todo invención y, por lo tanto, privilegio de una minoría" así de pequeña.

Posmodenidad y triunfo absoluto del capital financiero. Especula la Bolsa, especula el pensamiento.
-Belarmo, disponemos ya de lo necesario para continuar el camino hacia adelante y atrás. Es posible ahora conectar con la Gewandhaus, sala musical ejemplo del siglo XVIII, por ejemplo, o los Rothschild, grandes banqueros en esa época, y otros desvaríos nuestros.
-¿Y la Revolución Mundial?
-Te la encargué, ¿no?
-¿Y China siglo XIV, a cuyas puertas no hay manera de llegar por culpa tuya?
-¿Mía? Reclámale a Battuta. Bueno, Chaunu y Wolf pueden introducírnosla y sin usar caravanas, que no importa con cuánto lujo estén aderezadas, cansan.
-Huevón.
-Por mí vamos a pincel.
-¿Cómo?
-A pie.
Escúchase la más sonora carcajada.

PD Conteporánea a Fugger es este lamina publicada precisamente en Ausburgo, como parte de un libro que compendia el conocimiento. 
Jacobo bien pudo ver allí sus autoretratos.