Sin viáticos o Una bolsa de basura

El clip enlaza con San o Apéndice No.2. 

Tome el primer título que la realidad le ofrezca y jálelo, lo demás vendrá por sí mismo. 
Nuestra ciudad prohibió que se usaran bolsas de basura y mi vecino llegó con una. 
-¿Quiere un quintal? -preguntó. -Porque hay en la Central de Abastos y como voy todos los días... 
-¿Neta ahí venden?
-Si nomás nos están haciendo pendejos. 
Se refiera al gobierno local, presidido por una política con doctorado en ciencias, que resultó La dama de hierro versión petatitiux, como decimos apelando al tapete hecho con ixtle, cuyo servicio fue inapreciable para el pueblo indígena y sus

derivaciones -México profundo le llaman y sustenta al país.
-Tienes otro.
-¿Otro qué, abuelo?
-Título. 
Se refiere a nosotros viajando.
("Entreparentesis que abren nuevos, subsecuentes", dijo Óscar al explicar mi ¿trabajo? ¿Es un estilo? En todo caso, aprovechémoslos.)
Aquí y allá hay indicaciones sobre la mala administración en que se convirtió el esperanzado voto capitalino. Unas distintas salen en su aval. No es tarea fácil, parece, creí lo contrario y esa mujer formó gabinete con quienes vaya a saberse de dónde salieron y conocidos de manejos sospechosos cuando menos debieran. Pretende llegar a la presidencia, según rumores.
-Obrador confía en ella y resultaría la primera mandataria nacional. 
Ese Peje. Cal y arena. El Tren Maya, primero, y luego la persecución de los últimos cleoptócratas.

-No quereís eso, ¿verdad?
-La revolución no llegará así nomás, creo, Belarmo.
-¿Y la Selva Negra?
-¿Cómo dices?
-Esa donde creció el filósofo y tiene una ciudad hermanada con la del Maldito renacentista. 
-Espesura cultural, le llamaban. 
-¿Sí?
-¿Le haces caso a este mero oidor? Qué sé yo de Friburgo o cualquier otra ciudad por allí. Había universidad desde 1475. Su población era pequeña, digamos. Comerciaba con plata, lana, madera. Aguarda. En 1366 compró su libertad al ducado. Eso resulta muy precoz, creo.
-Y dale con las condicionantes.
-¿Qué querés que haga? ¿Inventar?
-Uy, el argenmex ahora eres tú. 
-Culpa a mis consuegros.  
-Culpá, se dice. 
-Para, carajo.
-Cuidado.
-¿Por?
-El río corta. 
-Pin Mwogo.
-Estamos todavía sobre el Nyabarongo.
-Dame una torta. 
-Ten. 
¡Plaf!
-¡Qué haces!
-Vinimos sin viáticos, recuerda, lelo.
(Frigurgo comprando su libertad en 1366. Comercio activo. Incorporación a los restos del imperio carolíngeo, que gobernaría Carlos V. Muy estilo Fugger.
(-Óscar, realmente pienso que soñaban ya con su propia sociedad -comunícole al compadre cuyo consejo me ayuda.)         
    


   

¿Tepis se considera parte del mundo? o ¿Y ahora qué?

Abuelo, antes hacía la Revolución Mundial cuando menos a la vuelta de casa y llevo meses sin procurarla. Por eso ayer se te informaba:
La hija putativa me llevó por fin a Tepis, para un taller que resultó el inicio de algo tal vez maravilloso, gracias a los reunidos, sin faltar un chavillo literato, rapero y bien raspa. 
Ahora, insigne golpeador profesional, hágote saber que por iniciativa de ellas veré a las funcionarias a quienes cobraré mis favores pidiéndoles X, Y, Z y no más, pues ahí termina el abedecedario, mientras con los mismos irrebatibles argumentos hago otro tanto con autoridades federales para por allí tener acceso a cuanto se nos dé la gana.
Una pregunta: ¿Tepis, normamente conocido como Tepito, barrio fiero por antonomasia, es considerado Mundo?

-Aguarda, consulto el mapa... Sí, pertenece, aunque la Unión Tepito se las trae como mafia...
-Maña.
-¿Cómo? 
Así le llamamos a esas consorcios informales del poder político y económico.
-Bueno, dice aquí que sus capos no viven por el rumbo sino donde tu amigo Jesús se volvió rey.
-¿Lo culpas?
-No, no, si parece fina persona.
-No te pases, Belarmo, que para impresentables, él.
-En verdad ese proyecto no tiene vergüenza, por bueno. 
-Adelante, adelante. Aunque si no volvemos a Bolivia, Ecuador, Chile y anexas, pierdes el permiso. 
-Pura exigencia tú.
-Ah, y en caso de por fin entrar a China siglo XVI. 
-Vía Chaunu y Wolf. 
-La que sea, pero...
Póngome a la tarea no sin antes recordar lo que importa aquí, Suave patria de mierda. Es un video: 
"Y sí, quemo y rompo, ¿cuál es su problema? A mí me mataron a mi hija." https://www.facebook.com/xcellardoor/videos/10163025200835324/.   
-0-
En cuanto transcriba lo que grabé sobre ese último tema a lo largo de la historia, el cuaderno termina, acompañando a sus hermanos.
Todos tienen encargadxs. Allá ellos, unxs y otros, jeje.                

Cuando el abuelo lloró

No creo que el abuelo haya llorado antes, y nació en 1492.
El Monstruo, como lo llamó el franquismo provincial, resulta una inmejorable ventana para asomarse a sus miles de iguales. Y estos, que con él se forjaron como una nueva clase social, son seres excepcionales. 
A la manera del “pueblo bajo” en cualquier época, no nos llegó sino un vago registro sobre sus vidas.
No dejaron diarios personales, albumes de fotos ni nada de lo que es común entre quienes en la escala de la sociedad les quedan arriba, y pudieron ganar el espacio público sólo en unos cuantos momentos, a punta de lo que bien resumía una frase muy extendida entre los mineros asturianos: dinamita y cojones.
A cambio y conforme a lo bien sabido, para pasar de generación en generación no hace falta volverse imagen o textos. Familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, llevan nuestras historias y en mayor o menor grado las transfieren a quienes vienen detrás, y si la oralidad carece de la precisión de fotografías y palabras escritas, sobre ellas, que por lo demás suelen resultar estampas momentáneas y equívocas, tiene como virtud transmitir versiones diversas, no pocas veces contradictorias, que enriquecen la visión.
Uno mira sesenta años un retrato. Lo mira de día y de noche, casi siempre sin darse cuenta, en eso que llaman el subconsciente. Del hombre que aparece allí ha escuchado hablar a la esposa, a unos cuantos viejos amigos, a sus hermanas, cuñados e hijos, repitiendo el puñado de anécdotas que la memoria seleccionó.
Hay también una docena de fotografías dibujando sin variar a un ser de mediana estatura para su tiempo y clase, en el cual se dibuja una insobornable voluntad cargada de silencioso, cumplido orgullo. Con las fotos va un batallón maletín marrón de cuero, dentro del cual reposa una veintena de cuartillas en máquina de escribir, que quedaron a medio camino en el intento de hacer un parco resumen autobiográfico.
Miro de vuelta el retrato que le escogieron para ser célebre: está de pie, el pecho y los hombros parecen no caber en ningún traje, de tan generosos y altivos, como los brazos sueltos a un lado, de piedra, se diría. Hay un detallista esmero por su apariencia personal, un rostro tallado a lo Picos de Europa y una sonrisa apenas esbozada, que hablan de sencillez y resultan un misterio.
-¿Por eso te traje a vivir conmigo, Belarmo? Evento tras evento que revisé tu vida, me detenía a interrogarte sin complacencias. Fui muy duro contigo.
"Aun así era imposible no rendirse a ti. Continuó con lo que escribí:
De la capacidad de hacerse fantasma Belarmino se apropia apenas nace, hasta convertirse en uno de los grandes expertos de su provincia en el tema. Miles de días viaja entre su pueblo y Gijón, y miles también recorre el puerto al modo de esa forma de simple paisaje que las probas familias ven en las de pescadores, alarifes, asalariados de las fábricas.
Entonces una tarde en Lavandera, su padre se hace de palabras con un peón de las vías del ferrocarril, se lían a golpes y el progenitor lleva las de perder hasta que el otro va a dar a tierra repentinamente. Al caer queda a la vista el futuro “monstruo" con la más grande piedra que le permiten coger sus nueve o diez años de edad, con la cual tundió al insolente. Y es que el guaje tiene ya más que aprendido el arte de la transfiguración.
Esta es de las contadas estampas que se conservan del Belarmino niño y es muy significativa. Por eso quedó grabada en quienes la presenciaron y difundieron una y otra vez, hasta hacerla pasar de generación. Es significativa por varias razones: muestra el rápido crecimiento de los niños del nuevo pueblo que crecía en la época; su acostumbramiento a la acción y a la violencia, y el espacio que nuestro personaje adquiría en la familia y la sociedad.
-Paro. ¿Llorar tú? Se necesitaron ciento veintiocho años, cuando viste esta fotografía que muestra el despoblamiento de Asturias, concentrado en las villas mineras, donde nada te detuvo nunca. Nada, nunca.

Ahora bien, abuelo. Fuiste así por aparecer con la industria. Fuggers y cia quizá vislumbraban, según un poco osadamente creo, cómo terminaría irrumpiendo su clase. Que con ella nacía la destinada a desapacerlos, ni en la fantasía sin límites cuyo fuego atizaban. Menos aún, por supuesto, el fenómeno a continuación: nuevos Popol-Vuh proliferando, hasta volver posibilidad los sueños universales. 
Sigue tu juego, Jacobo, vestido de gárgola, que de vuestro gigante no quedarán cenizas.