sábado, 24 de agosto de 2019

Mitos y maldiciones

Odio usar a Occidente como referencia porque el resto de las culturas desaparecen. Siendo tan ígnoro, a veces no queda otra.
¿La sociedad se narraba intentando normarse? La Odisea, siglo VII ac. Los grupos humanos llevan diez mil años errando, encuentran asiento, su desarrollo es cada vez más rápido, aprenden a escribir. Deberíamos buscar primero en Medio Oriente, luego quizá en China y no hay tiempo
-Deten la clase.
-¿Y ahora qué, Belarmo y asociados?
Me caen papeles hechos bola desde los cuatro puntos del salón.
-Si siguen jodiéndome... 
-¿Vas a expulsarnos? 
Así es imposible, el maestro lerdo y ellos gentuza.
-Por cierto, cuándo nos explicas tu marcha.
-No, yo no participé en esas andanzas.
-Hazte buey. 
-Give me a breath.
-Las cuentas claras...
-No chinguén, queda un mes. Dejen que lo intente. Iba a usar a Edipo como ejemplo. Su mito, pues. Esperen, encuentro algo para que aprendan por sí mismos -yo moriré, en efecto, Idiota. 
-¡Un blog!
¿Qué universidad da los mejores cursos sobre estas cosas, carajo, para mandarlos allí o directo a la mierda?
-El tema de veras es fundamental. 
Fueron Corte, hoy tienen un comportamiento ejemplar conmigo.
-Nos dejas. 
-No lloriqueen, si apenas me hacen caso. 
-¿Adónde te vas, por fin?
-Quedamos en olvidar el asunto. ¿Me dejan continuar?
No les queda otra.
SIGUE.
El niño soviético cruzando a solas
las líneas enemigas realmente existió. 
Ivan al menos pudo. Este pequeño de Yemen... Vivir es una ofensa, luego de contemplarlo.
Explicaciones, ¿las hay?
Edipo y las maldiciones, pues. Primero dicho por Homero entre otros muchos míticos personajes y evolucionando durante tres siglos hasta Sófocles, para quien resulta obsesivo. En consecuencia, su civilización confirmó que el tema es central, por sí y cómo se trata.
Falta mayor para una sociedad a la cual le cabe perfectamente lo que resume "La familia, la propiedad privada y el Estado". Sino hubiera relaciones monogámicas y así hijos e hijas pertenecieran al colectivo, no existiría tal pecado. Todo se individualizó y jerarquizó. Más allá, el espíritu de sanación, ¿traído no por un íntimo rechazo sino como respeto al orden supremo? 
Madre estaba ya al costado de Padre, rigiendo ambos las alturas.