domingo, 22 de julio de 2018

Vómito

No me interesa el asunto, no soy quién para juzgarlo y sobre todo ¿qué carajo hago preocupándome por esas cosas?
Bueno, vale fijarse por el nivel de mala fé y celos profesionales, y los presuntos ciento sesenta y cuatro mil pesos al mes demandan solución, si se comprueban. Una cosa con otra ciertamente obligan a señalar cuán viejo y nuevo régimen priistas privan en las artes mexicanas.

Jugando expliqué por qué no ser escritor. Si conociera a Juan Villoro y su mundillo habría bastado un vómito, jeje. Vaya basura exhibida por este otro profesional -siniestro el tipo, aseguran:
https://borderdestroyer.com/2018/07/22/respuesta-a-juan-villoro-charly-giron/amp/?__twitter_impression=true.
Aunque no influyo en nadie, por mero respeto a la verdad debo tener cuidado con lo que digo, pues soy un lector a secas y apenas conozco el trabajo de este hombre. Si tiene una prosa correctísima, con recursos muy abundantes, y sabe mucho, no avancé en sus novelas. Me parecieron anodinas y quede pensando: el autor carece de vida e imaginación.
Tampoco los escritos sobre futbol lograron salvar mi modesta crítica a solas. Lo hicieron al principio y luego resultaron un exceso discursivo -¿existe eso?, jeje-. Vi y jugué tanto futbol como él y esperando siempre que alguien defendiera algo tan desprestigiado para la cultura formal, terminó pareciéndome paja que pretendía convertirse en fresco jugo, digamos -más jeje.  
Villoro habla como nadie en México, con una fluidez y una exhuberancia extraordinarias y cuando vi el siguiente video pasé del agradecido azoro a la más completa desconfianza. Reinventas a Rulfo para lucirte, pensé.
Genial a primera vista, su continuo orgasmo autoprocurado era una advertencia.
En fin, sepa dios cuánto vale. No poco, seguramente, conforme a los aplausos que recibe.
Por el lío que armó el ahora señorito, informan: las becas vitalicias a escritores alcanzan ¡164 mil pesos! mensuales. Si es cierto, no tiene menos de marrano que un magistrado, un funcionario electoral, etcétera, netos producto del viejo régimen continuado.
¿Cómo se llega al Colegio Nacional, que procura esos apoyos? Seleccionado por pares. En nuestro caso, amigos del padre -muy otra cosa él, digamos al paso-. Lo merece, sin duda, también porque el panorama nacional no da para gran cosa, hasta donde distingo. ¿Y? ¿Contribuye socialmente casi treinta veces más que un asalariado promedio? ¿Se cree con derecho a tanto? En premios anda pobre, fuera de nuestro rancho, tras cuarenta años bajo luminarias. Bueno, acabarán dándole algún español prestigioso, calculo. Inercia obliga, dice el medio internacional.
¿Por qué escribir la diatriba, Villoro? Dice el comentario a usted, que teme retiren tal tipo de prevendas. Ni modo, Mr., también los nobles debieron ceder, jeje. ¿Le alcanzará lo que sus libros dan? El manicure cuesta un varo y no veo millones de ejemplares vendidos.
¿He ahí la razón de no afiliarse al morenismo, aparentando ser un radical que apoyaba a Marichuy? Ahora resulta un sospechoso por naturaleza.
¿Ve a qué queda expuesto, ilustrísima, yéndose de la boca en tiempos que reclaman cambios? Hasta un pelado como yo lo sube a la pesa.
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Óscar escribe: "Que los administradores públicos determinen cuánto del presupuesto de instituciones como el Colegio Nacional es injustificado. A nosotros nos corresponde quitarles su injustificado prestigio intelectual".