Mi peripatético personaje es también representativo de un México que sufre y con otros venció ayer al dragón en una tal vez pírrica batalla.
-Esto no es broma -pensé por la madrugada. -El pueblo asalta la plaza y reyes y cortesanos vencidos salen a recibirlos:
-No fuercen chapas, les abrimos cuanto haya menester, están ustedes en su casa.
"A enemigo que huye, puente de plata", parecería el dicho apropiado, y quién sabe si sea, contemplando a conciencia nuestro reino y los interiores palaciegos: caprichosos pasillos, escalones que suben y bajan como sin motivo, puertas secretas descubiertas a lo súbito.
-¿Qué hará el mesías cuando las grandes embajadas extranjeras pidan cuentas, en dos minutos a partir de ahora?
SIGUE NUESTRO PÍCARO ESCRIBANO, JEJE