viernes, 13 de julio de 2018

El Gran Enemigo o Altísimo

"Desde la cumbre solitaria de Oreb o del Sinaí, donde inspiraste al pastor, que fue el primera en enseñar a la raza escogida cómo salieron el cielo y la tierra del Caos, o desde la colina de Sión y las fuentes de Siloé si te placen más, invoco tu ayuda para mi atrevido canto; porque no pretendo remontarme con tímido vuelo sobre los montes de Aonia al intentar referir cosas que nadie ha narrado hasta ahora, ni en prosa ni en verso."
Así inicia John Milton su Paraíso perdido. Yo escribí unas líneas sobre mi pobre experiencia con la izquierda radical -sería más insulsa todavía hablando de los moderados- y me atrevo a citar al Mr. porque la cuestión central es lo que él llamaría no sé si El Gran Enemigo o Altísimo, pues hablando de poder quién supera al Padre Nuestro, redomado cabrón cuya voluntad nos tiene "envuelto(s) en llamas" -perdónenme, estimados creyentes; por tres generaciones mi casa no ha visto pasar a la Santa Madre, esparcierdo miedo, claro, propósito mayor para ella. 
Nabor, nuestro Sabio analfabeta, gustaba contarnos historias sobre los demonios que nos rodeaban. La peor de estas criaturas se hallaba por todas partes, en todo instante, y hacía vacilar la tierra que pisábamos, amenazando con abrirla y tragarnos. Llamábase Poder y contra él, omnímodo durante la Dictadura perfecta y en su cleptocráctica continuación, debe rozarse sin pausa aquélla izquierda que así se gasta hasta extremos capaces de grandes vilezas. 
Puedo ilustrar éstas cómicamente, digamos, con la noche en que hace poco a un joven le bastaron seis tragos para descubrirse orgulloso, formal guerrillero rural sin actividad por el momento. 
Hasta él tendría justificación. Vive en una entidad que se halla en virtual estado de sitio desde 1969.
En no recuerdo dónde por aquí se relata la masacre de Aguas Blancas y un libro inédito por extrañas razones recuerda esta casi a continuación:
El Charco es un caserío disperso entre cerros, a 35 kilómetros de la cabecera municipal, Ayutla de los Libres, en los linderos de la Baja Montaña y la Costa Chica de Guerrero.
Sus habitantes apenas rebasan el número de 300, en su absoluta mayoría son de origen mixteco, y a pesar de que los alrededores son ricos en recursos naturales, ellos forman parte de los pobres entre los pobres de este empobrecido estado.
Allí, el sábado 7 de junio de ese 1998, a un mes de la represión a los campesinos ecologistas en otro costado de Guerrero, el recién nacido Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), excisión o extensión del Ejército Popular Revolucionario (EPR), llamó a campesinos y campesinas de la región a reunirse en el edificio de la escuela, la Catirino Maldona Pérez.
Al parecer la reunión tocó problemas generales de los pueblos y permitió explicar los objetivos del grupo armado. Al ponerse el sol, los asistentes que vivían en el pueblo se retiraron a sus casas, y los 38 hombres, mujeres y menores de edad que venían de otras comunidades quedaron a dormir en la escuela, incluidos los miembros del ERPI.
A lo largo de la noche, las comunidades cercanas vieron o escucharon el paso de elementos y transportes del ejército. A las cuatro de la mañana la Catirino Maldonado, en lo alto de El Charco, estaba ya cercada por un Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales, especializado en asalto aéreo, lucha antinarcóticos y contrainsurgencia, y por 28 batallones de infantería (un total cercano a mil efectivos), bajo la conducción de un general.
Los documentos que luego exhibirá la justicia militar, asegurarán que había vigías armados de la guerrilla. Pero tras los acontecimientos no se hallarán señales de resistencia de parte de parte de ésta, algunos de cuyos miembros parecían haber pasado al interior de la escuela.
La reproducción de los hechos realizada por organismos civiles, indicaría que el ejército abrió fuego casi inmeditamente después de las conminaciones a la rendición; que la mayoría de los sitiados no tenían armas de fuego y que sólo una pequeña porción de los 11 muertos se produjo en el interior de la Catirino Maldonado.
En cambio, la cancha de basquetbol, a la cual unas cuatro horas después salieron con las manos en alto cuantos quedaron en la escuela, tenía abundantes muestras de sangre, que confirmarían los testimonios de los sobrevivientes: fue allí donde los soldados se cebarían, dando un solo y certero disparo a cinco o seis hombres, mientras estaban hincados, según todo indicaba.
De acuerdo a la información periodística, a la matanza siguieron las detenciones, la tortura y la cárcel, también para cinco menores edad.
Podría resumirles también el expendiente que condenó a prisión a los hermanos Cerezo y en este link se descarga la narración hecha por ellos mismos: http://brigadaparaleerenlibertad.com/programas/con-el-corazon-en-su-sitio/
Nada relacionado con Guerrero se trata a la ligera y todos tenemos fresca nuestra memoria sobre la noche de Iguala (va otro link: http://brigadaparaleerenlibertad.com/?s=Julio+C%C3%A9sar). Si quieren abundar en los infortunios y luchas guerrerenses: http://brigadaparaleerenlibertad.com/?s=Guerrero+Bronco y http://brigadaparaleerenlibertad.com/?s=Hermanos+en+armas.       
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