sábado, 21 de julio de 2018

Partir

Partir, esa es siempre la cuestión. En un agujeros de nuestro país de misterios o regresando al principio. Si hay modo, mano a mano con otro niño. Estar, estar y no haber sido en donde se anduvo: el lugar "lleno de ruidos”.
Así decía lo que se explica en consecutivas Calzadas y fiel a ello me marcho.
Aburrieron diez años haciendo cuadernos. Los borro y sanseacabó el personaje de mí mismo que había allí. Desaparece también su correspondiente a este lado. Nadie sabe, nadie supo, reza una antigua frase.
Ahora grabo audios dirigidos a nadie. Yo y mi especie, tienen como tema.
Ser quien despierta cada mañana como un continuo en setenta y un años. Cada vez la infancia al amanecer preguntándose por dónde pasa el tren que escucha a lo lejos, hacia occidente, entre su gigantesco, acunador valle que las montañas madre protegen. Y con ella otras mañanas adelantadas por los pájaros, preparando desayunos y mochilas entre cerros o llanos en eternas primaveras, o que revisan habitaciones de mujer siempre iguales y distintas -perderás el sujeto, pienso; no importa-, a un tiempo hermanas por vocación y retos indescifrables hasta ayer, cuando no quise recibirlas más así, para juntos ser auténticos pares creados en sueños cuya maravilla envidiaría San Juan de la Cruz.
En la habitación contigua, sin falta un joven ella o él autoinvitado y su propio continuo que se me escapa y que anoche y dentro de media hora enturbia mi soledad, joya perfecta, interrumpiendo nuestro diágolo, A, M, P o quien hayas resuelto llamarte hoy:
-¿Cuánto dices que dura el mañana?
-La eternidad y un día. 
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Quería parar antes de la música y sigo horas después. En los tales cuadernos dije cuanto necesitaba.
Hay un nombre y una foto visibles, debería quitarlos o hacer privado el blog. No tendría caso, entonces, pues pertenezco al mundo. Mi preciosa soledad es con él. 
Me sabe todo ese todo a quien trato de tú. Formamos un uno aunque parezca que fui lanzado de su paraíso al nacer, yo aquí y ahora y no en 636, año insistente desde descubrir a otros y otras agachándose hacia los surcos mientras detrás pasaba a galope un ejército cuyos soldados quizá miraban hacia ellos con nostalgia, sin descubrirlo al resto inflamado de orgullo por sus conquistas, la sangre que vertieron generosamente y las mujeres poseídas sin poseer -el año es aproximado y ven pasar al Islam que se expande a velocidad asombrosa por Medio Oriente y África del Norte, pasé muchas veces frente a aquéllos campesinos en los siglos a continuación; debía pertenecer al Imperio Bizantino, y así se ubicarían sobre el extremo este de la región, para que padecieran a los Cruzados, entre otros y fundamentalmente; o hacía atrás desde tiempos egipcios.
Vaya, vaya, pertenezco al género de esos cabrones. Por fortuna mi parentela hasta donde se pierde la memoria, fue apocada y lo suyo eran semillas y tierra que se revuelve. 
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Ahora nadie nos conoce, amita, y quién puede saber si caminamos por el video o es desierto adentro hacia donde nuestros pies buscan huellas de quienes lo anduvieron antes. Un niño se agarra a tu mano mientras sus ojos pájaro sobrevuelan el horizonte.
¿Cómo así, cuando la memoria tienes frescas estas imágenes?






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Sumo una foto.
Es de un niño migrante en los centros de internamiento estadounideneses. ¿Íremos al desierto, Tic, donde su familia cruzó arriesgando la vida? Sí, respondes, pues será por N. ¿Sustraerlo al mundo para quedar a resguardo, sin tiempo fijo?, pregunto otra vez. Insistirás, pues así habrías querido que hicieran contigo cuando pequeña. 
¿Y mis nietos? Él, como llamo a la cría mayor, vela por ellos. Los creo destinados a liberarnos, sabes, con sus iguales, mientras escuchan a Theodorakys.
Mira.
¿Podrán los nietos? Ayer el presidente ruso lanzó un discurso tadavía más demencial que el de Trump. Dos psicopadas digiendo la tierra es demasiado.
Culminan los cinco mil años civilizatorios. Pronto habrá nada o un ensueño realizado. Apretémonos al instante. ¿Por saltar de uno a otro, mis subeibajas emocionales?