viernes, 24 de abril de 2020

El último viaje o Sopa de Wuhan

Esto tiene su origen en El último viaje y las ciento cuarenta y dos notas reunidas aquí. 
Si les interesa, en otro cuaderno: Conquista e invención.

Abuelo, debiste nacer en Medio Oriente, Vietnam o ese más allá que ahora descubrimos pudo ser el centro, como cualquier otro sitio dentro de nuestro aldea, alguna vez llamada global y hoy a secas, pues hace quinientos años así se volvió, por secula seculorum.  
Mapamundi del siglo XVIII con China como eje.
Hay muchos con tanto tesón como tú y nadie te rebasa, seguro, según puede comprobarse y quizá habrá necesidad de hacerlo. 
-Anda y tira, que no tenemos tiempo. 
-¿Ni por un segundo puedes tener paciencia, carajo...? ¡Ay! Deja de hostiarme. 
-En marcha. 
-¿Adónde? ¿Todavía quieres patear culos a los palelóliticos?
-A ellos o a quienes sea.
-Bueno, escogé tú solo la dirección.
-Me retas.
Perdonen, no hay modo con el señor, jeje. 
-Abuelo, restrinjámonos de 1425-26 y sus prolegómenos, al presente. Allí empieza la globalización y con ella un delirio asesino sin igual en nuestra historia.
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Sopa de Wuhan llaman a la publicación que animan algunos de quienes más saben: Slavoj Zizek, Judith Butler... (http://tiempodecrisis.org/wp-content/uploads/2020/03/Sopa-de-Wuhan-ASPO.pdf?fbclid=IwAR0EkiXIhmcMCndzu-LMj5_DYmkbLJgoKqnVi1cbahWcMKBRTM0sKc75yd4)  ¿Ven? La pandemia ya tene benéficos resultados. Y Angela Davis, Naomi Claim, The Rising Majority (https://www.pikaramagazine.com/tag/debates-feminista/) y Chomsky y Buenaventura de Sousa, todos, pues, quienes tienen cosas que decirnos se apuran a hacer su trabajo. También este hombre, cuya perspectiva se expande
El costo: quienes para nosotros más simbolizaban: Ecuador y tal vez, solo tal vez, Bolivia.
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Camina, alguien dice Compermiso, tres metros allá se sienta, No puede estar aquí, lo amonesta un hombre en uniforme, enérgico, sin mala fe, el orden es el orden, sabe cualquiera y todos dudan si eso tiene sentido. Vuelve a levantarse, las nubes pasan, bajas, rápidas, gruesas, apenas repara en ellas, ni ellas en él, claro, así debe ser, cada quien a lo suyo, está bien, no hay qué de quién. 
Solo camino, primera persona del singular, como la segunda y la tercera, piensa, y también hay nosotros, nosotros, sí. Pensar, tan natural y absurdo. Miro, pues, a una anciana al paso. Su rostro es digno y hermoso Déjeme que escarbe en él, Anda, contestará, si le pido permiso. Nos hemos ido, ella y yo, y no volveré a encontrarla.
Miente la leyenda del cuaderno. No existe país ni oportunidad ni tiempo preciso. Unicamente el camino.
Al fondo hormigas humanas levantan una contrucción a la velocidad que no se extraña aquí, donde podemos contar los segundos. 
Hay preguntas estúpidas: ¿cuánto falta? ¿Para dónde?
¿Y el abuelo y la amita, con quienes iba? Vaya a saberse, nadie se pierde.
Otro niño acaba de morir, o lo gasearon o fue violado, escucho. No precisan género ni lugar. Las almas buscan inútilmente guardarse para ocultar su pena, pues necesitamos creer. Sucumbirán los sin fe y cada uno y una que falta es merma irreparable. 
No pares, vuelven a decirme, Quisiera, tardaré muy poco, respondo, Más adelante, O atrás, tercia alguien.
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"-Sois un demonio. Un odio mortal posee vuestro cuerpo. ¿Quién, entonces, habrá de mandar mi vanguardia?"
Así dice El cantar de Roldán, escrito hacia 1170. Y luego: "Hiere con su pica mientras le dura el asta; después de quince golpes la ha roto, destrozándola completamente. Entonces desnuda a Durandarte, su buena espada. Espolea a su caballo y acomete a Chernublo. Le parte el yelmo en el que centellean los carbunclos, le desgarra la cofia junto con el cuero cabelludo, le hiende el rostro entre los dos ojos y la cota blanca de menudas mallas, y el tronco hasta la horcajadura. A través de la silla, con incrustaciones de oro, la espada se hunde en el caballo. Le parte el espinazo sin buscar la juntura y lo derriba muerto con su jinete sobre la abundante hierba del prado".
Quizá los ejercitos contemporáneos se comportan siempre así y El cantar es solo un inmejorable relato sobre ellos. Y aun así, abuelo.
Las Cruzadas iniciaron casi un siglo atrás y los otomanos, guerreros asiáticos cuya fiereza les permite hacerse del imperio islámico oriental, están asombrados: quienes el Papado asuza contra ellos, no conocen reglas. 
Los niños hambrientos corren también tras el sueño redentor y un fraile que anda entre ellos se detiene a prevenir: "Pero no pertenezco a la secta de los que mutilan. Hay mentecatos que les sacan los ojos a los pequeñuelos, les cortan las piernas y les atan las manos, con el objeto de exhibirlos y de implorar la caridad".
¿Este es el guerrero que empieza a rehacerse, según Jacques Atalli describe a la cristiandad latina? Ella mismísima, sí. ¿Los bestiarios medievales alcanzan para dibujarlo?
Tal vez hasta aquí. Ya no cuando portugueses y españoles alcancen las costas occidentales africanas y eso entonces estúpidamente llamado América.
Nada, ni los muchos documentos que dan fe de la Conquista, ni incluso Fray Bartolome de las Casas al denunciar los excesos en el Nuevo Continente, se acercan al nivel de barbarie y locura desatada allí.
-¿Has andado estos tiempos y tierras, nieto?
-¿A cuales te refieres, pues en minutos cruzamos siglos y continentes?
-A todos ellos.
-Muy poco o bastantico, depende.
-Juntos, recién fuimos a Xxx, hacia el año 11??
-Aprovechando la caravana de Ibn Battuta, el tangerino.
-Y hubo que desistir. 
-Llamaron los bolivianos cuando su atípico golpe de Estado en 2019.
-Pasado, presente...    
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-¿Qué coño es esto?, ¿un libro de historia?
-No, abuelo. Esos deben fijarse en mil cosas y nosotros buscamos a los Malditos. 
-¿Cuáles?
-Permíteme presentártelos en versión moderna y gracias al gran tipo que hizo su retrato. No encuentro la secuencia cumbre, hoy desaparecida por moralismo inconcebible pensando en estos tiempos donde todo se permite, en la realidad, quiero decir. Velo, especialmente de 1:40 a 1:49. 
-¿Violó a su madre?
-Como principio para violar al mundo?
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-A escena, abuelo.
-¿Yo? Ah, sí.
-¿Te importa que repita historias por vez número mil?
-Sigue.
-En el ancestral universo secreto del pueblo...
-¿Desde allí?
-Nos representas a todas y todos. 
-Salta un poco, anda.
-Bueno. Eres líder minero en el norte español y exactos treinta años antes de lo que vemos organizabas con los tuyos la primera huelga general comarcana. 
"Dinamita y cojones, llevan por lema ustedes. Y a dinamita y cojones cerraron cuanto boca se abría al río negro de carbón."
-Así no terminarás nunca, eh. 
-Está bien, abrevio. En el balcón eres presidente del Consejo Soberano de dos provincias que no rendirán jamás, pareciera, aunque poco más allá desde aviones Ellos han cometido ya los viles bombardeos cuyo recuerdo quedará en este cuadro.
-Ellos... 
-Enviados por quienes la película recrea. Pues no es el general enano y sus huestes los que cuentan, ¿verdad?
-Dígalo el cartel sino.
-Dictas un telegrama: "Aviación fascista asesina diariamente cientos mujeres y niños destruyendo pueblos enteros (...) Mundo civilizado debe intervenir cese tanto crimen (...) Caso contrario no respondo pueda pasar cinco mil prisioneros tenemos cárceles..."
-¿Adónde quieres llegar, nieto?
-Sueño que trabajaron lo mismo con un pico que con un piano, liquidado. Marchaís al exilio para volver, prometiste y nuncas fallas a tu palabra.
-Solo muerto. 
-Continuó repitiendo: Enfermeras y enfermeros de un psiquiátrico, agentes o testigos de un festín del poder convertido en deseo, luego asesinados como adelanto de miles de ajusticiamientos a cielo abierto y fosas comunes con las huellas borradas; juicios sumarios, campos de trabajo, palacios reconvertidos a base de horcas, sillas eléctricas y látigos con clavos en las puntas; padres amenazados con la muerte cumplida de un hijo para que otro, fugado, abandonase su escondite, o colgados de propia mano como único camino para escapar de la terrible elección; mujeres rotas sin remedio, que no sabían si algo más podía perderse en el periplo inútil de evitar el fusilamiento del marido; damas en fiestas populares riendo al obligar a cantar a la joven que esperaba para enterrar un cadáver producto del justo castigo ordenado a un juez por el divino verbo; hogueras de libros, ojos espiando por las rendijas de todas las horas…
-Para.
-“…los que no han vivido esa experiencia –dice un sobreviviente del fascismo alemán- nunca sabrán lo que fue; los que la han vivido no la contarán nunca; no verdaderamente, no hasta el fondo”. Y otro: "No puedo encender el fuego, no conozco la plegaria, ya no sé cómo encontrar el sitio en el bosque, ya ni siquiera sé cómo contar la historia. Lo único que sé hacer es contar que ya no sé cómo contar esa historia”.
-Te escuché cien veces esas palabras. 
-¿Viste este documental, uno de cuyos fotogramas empleamos aquí como fondo?
   
Y no estamos en el peor momento de nuestra historia.
SIGUE