sábado, 20 de julio de 2019

Otro pasito, el último y mejor

Hace tiempo les endilgo esta hermosísima canción.
Un viejo con mochila al hombro siempre será buena noticia, escribí aquí en enero hace dos años, e inició el último viaje, que realmente había empezado nueve atrás, cuando con mi abuelo marché al Río Niger, luego vuelto Magdalena y por fin Abajo para buscar la patria prometida.
Estuve allí, como consta en cuadernosas actas, y no pude quedarme. 
Ahora, otra vez fuerte -lean Vela y viñetas afines- y con entusiasmo a toda prueba, desaparecida mi amita de modo de mejor encontrarnos, digo Adios sin retorno. 
Nos veremos a ratos y no esperen finales trágicos, pues bien dije a los hijos Si acaso muero, dentro de mil años... 
Siempre desde la azotea, en calidad de sombra, por lo tanto, seré, pues, quien ustedes conocen con exactidud y quién solo él sabe, como cualquiera.
Lupita y sus peligrosas amigas ofrecen Michigan te espera con los brazos 
El país juega con sus nombres a lo barrio.

abiertos, para darme con tubo, claro. Iré y también adonde aquéllas piedras aquí de fotografia impiden que uno termine mar adentro. No fallaré, asímismo, a Roberta y Ce sierra arriba, ni a San en su conurbada.
O sea, me volveré omnipresente, gracias a la Gualupita que hace quinientos años dota de tal don
En encarnación APPO
a sus hijos e hijas para batir a los Malditos. 

Ayer pedí a mis cuarenta feis contertulixs, finísimas personas todxs, que subieran fotos haciendo bloqueos o dándose contra las fuerzas del orden y respondieron genialmente, según suelen. 
Se me ocurrió tras ver esta foto de la Mal nombrada y mi hija putativa.
Madre e hija cuando ésta se acercó a los feminismos (Luego, a otra cosa, mariposa, dice envuelta en lágrimas la primera).