domingo, 25 de marzo de 2018

Cronicado. (Último viaje)


−Por supuesto, dijo la reina, ¿por qué sería de otro modo?
−En nuestro país, dijo Alicia desfalleciendo por poco, generalmente llegas a un lugar si corres muy rápido por mucho tiempo, como hemos estado haciendo.
−¡Qué país tan lento!, dijo la reina. Aquí, como ves, tienes que correr lo más rápido que puedas para quedarte en el mismo lugar. Para llegar a cualquier lado, ¡debes de correr al menos el doble de rápido!
Lewis Carroll, Alicia a través del espejo.


Hoy, domingo 25, asesinaron a quien conocí hace poco y se hizo mi amiguita. ¿Por ser lesbiana, vital, combativa, del magisterio que lucha, o simplemente mujer en este país de mierda?
Lucrecia. Jugábamos 
a que nos casaríamos.
No sé cómo puede cambiarse eso con votos. ¿Un crudo ejemplo? En el municipio que sufre el mayor número de feminicidios, Ecatepec, Morena ganó las elecciones intermedias en marzo pasado. Repetirá ahora, sin duda, para la alcaldía. A su candidato lo inhabilitaron en enero y luego le dieron el espaldarazo. Se dice que está involucrado con las mafias criminales. 
Nada era tan alentador como el futuro proximo de nuestra área connurbada, pues perdiendo los priistas se enviaba un mensaje directo a la impunidad. Ahora...
Casi enseguida se difunde esta noticia: "Hallan muerto a César Ulises Arellano, estudiante de la UdeG." Es uno de los cinco jovenes que desaparecieron recientemente en Guadalajara, tres de ellos interceptados por la policía cuando iban a filmar un documental. Con ellos se transparentan los alcances del fenómeno en esa ciudad: dieceiséis mil casos.
¿Se puede vivir así? El impreciso cincuenta y tantos por ciento que dan la espalda a AMLO, parecen decir Sí y todos los días corren al trabajo o lo realizan en casa y hacen otras muchas cosas que se dirían con sentido. ¿En verdad sirve a alguien ese monumental esfuerzo?

Hay una actividad enfebrecida. La pregunta otra vez es ¿para qué, para quién? y la hago en primera persona por conveniente.
Nuestro partido electoral de izquierda se creó hace treinta años y su reto hoy sigue siendo el crecimiento. Cada poco arremeto contra la población que entre cosas hasta aquí votó siempre por el poder, sobre todo en el Bajío, Norte y Sureste. Sí, podemos reír: solo esta ciudad y cuatro estados, a los que hace poco se suman dos más, entre treinta y tres, elegió al PRD, hoy practicamente convertido en Morena -sobran detalles, como la marginal supervivencia de aquél.
Esa única izquierda parlamentaria reunió en sus dos mejores momentos nacionales a 31 y 35 por ciento del electorado. El resto obtuvo 17 y 12. No tenemos segunda vuelta y entonces desafió a la derecha que cada uno a su modo representan PRI y PAN, con apoyo ciudadano no considerado en principio -primero indignación ante la impunidad y luego súbito despertar de los estudiantes.
Mi enojo dejó en paz al propio PRD -estos comicios serán inaugurales para Morena a nivel federal-, a pesar del conocimiento más o menos abundante que tenía sobre él. Lo hizo al menos en público, pues privadamente despotricaba contra un fenómeno monstruoso: el prometedor punto de partida, 1988-89, atrajo a lo mejor que habían creado los movimientos populares desde 1968 y aun antes, para echarlo por la borda en su mayoría durante una sola década. A cambio creó grupos de interés cuyas prácticas incluían el compromiso secreto con el poder mismo -por ejemplo, saboteo local a candidatos.
En aquellas dos elecciones federales con éxito, si fraudes de diversa clase no hubieran intervenido, el Partido fue incapaz de cubrir una parte significativa de las casillas. Hasta ahora Morena no puede lograrlo tampoco y sumar a una chusma con procedencia priista, panista y satétiles suyos tiene como segunda función hacerse de una aparato que cubra el país entero. 
La paradoja es superlativa, porque el esfuerzo partidario se centró siempre en producir operadores electorales. De formación política-ideológica, cero, y así no hubo labor dirigida a articular la inquietud y el enojo sociales con acciones, argumentos, instancias.
Esa actividad enfebrecida de hoy tiene la misma característica y en resumen conduce a proyectar individuos y tribus parasitarias. El efecto mayoritario son candidaturas disputadas con uñas y dientes, que aquí dieron ya el triunfo a un socio del crimen organizado y allá a célebres mafiosos políticos. En otros casos basta acceder al presupuesto y la nomenclatura partidarias y públicas en cualquier esfera profesional.
Y, con todo, votaré AMLO, Claudia Sheinbaum y diputados y senador correspondientes. Los Malditos están dispuestos a cuanto sea, por salvar el pellejo.
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-¡Bienvenido a la realidad! -dijo furioso el ejecutivo menor para quien hacía trabajitos. Había llegado al cargo por influencias familiares, era cuarentón, heterosexual, no tenía hijos ni vicios y vaya a saberse por qué su obsesión en acumular vendiéndole el alma al diablo, si necesitaba.
Lo conduje al casi infarto aquella vez olvidando varias semanas cobrar el cheque con que me pagó. Así las cuentas no le cuadraban y etcétera.
Por entonces yo recorría barrios obreros o fieros para conocer historias personales crudísimas, incluidas muertes a manos del poder. ¿De qué realidad me hablaba el fulano?
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(Ahora le doy de comer al ego como sin proponermelo. Luego me cobraré, jeje.)  
El tema es la realidad, sus categorías, ¿cierto?
Toca ahora a un entrañable amigo que hice por accidente.
A sus treinta y pocos años sostenía que solo importaba el amor romántico. Consecuente, le tenían sin cuidado los blasones profesionales, la lucha política y social y reproducirse. 
Para mí, algo mayor, quien compartió ocho intensos años con aquél ser especial que Ana representaba y luego conocí a Malinka e hice locuras por C y ahora vivía con la Ella cuya historia continúa escapándoseme, los argumentos del amigo resultaban basura. ¿Cómo sino, tras esos tres exilios fundacionacionales, el larguísimo viaje para romper mis señas identitarias, el Santo Lugar, su pérdida irreparable y, ni manos ni menos, las crías?
Nada dije cuando Ana II me entregó un paraíso sexual y con Tú jugué a la Mortal Dama vs Bob Dylan -jeje-, mientras él escogía a una mujer oscura y problemática que le impondría una hija de uso exclusivo para ella -mido bien las palabras.
Le ofrecí el departamento donde Él y Ella vivían suspendidos luego de nuestra marcha y después acudí tan solidaria y silenciosamente como pude a su infierno laboral y personal, esclavizándose por unos cuantos pesos para sin falta llegar cada noche al hogar de la desesperanza.
Entonces le hizo al Fausto con Mefístofeles provincianos, suplió a la agría esposa por una agria segunda madre y creyó conquistar el mundo. Siempre enrevesado, venía cada mes a mi último exilio para pagarme no entiendo qué deudas, incluida una que no me tocaba, con su hermano mayor, muerto trágicamente.
Me convertía así en desgraciado personaje al cual debía mantenerse oculto ante los triunfadores. De hecho venía a presumir sus fastuosos éxitos: viaje-paquete a San Francisco y ¡Festivales internacionales de televisón!, cuando yo llevaba años lidiando con la hija de un asociado al Colegio Nacional y quien fue musa para grandes poetas y escritores, pariente de un Premio Nobel y por buen tiempo emparejada con un futuro, anunciado Óscar.
Cuando, digamos, venía a relatarme su maravillosa estancia en el Cannes BBC, Telemundo y compañía, mis oídos odiaban las historias del Cannes-Cannes -jeje.
Por lo demás, ese pobre hombre al cual aliviar, estrenaba nietos gemelos requeridos -según su abuelo- de vigilancia continúa -no fueran a conculcarles la libertad demasiado pronto, jeje.  
Al hablar, precisemos realidades y esfuerzos. 
Monumental esfuerzo hecho por todas y todos, ¿para qué y quién? Acostumbro presumir cuán bien les fue a mis crías estudiando en escuelas públicas y compararlo muy ventajosamente con el de mis viejos compañeros que enviaron a los suyos a instituciones privadas, algunas, las más caras. A nombre de ese gasto muchos se engancharon en absurdos empleos o justificaron prácticas deleznables: aviaduría, competencia desleal... Echemos cuentas.
El PRD permitió a muchos ese lujo y comprarse casas y autos mejores o peores, viajar y demás, nuevamente ¿para qué, en términos individuales y de la colectividad?
Pasaron treinta años y desparecen y matan, en caliente o por hambre y enfermedad, uno y una a uno y una. ¿Lo invertido adónde fue a dar?
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Hago estas observaciones porque soy un caso muy ilustrativo de inutilidad social, que se contrasta con su bisabuela y su abuelo para determinar cuán voluminosa es.  
Acuñé dos vagos conceptos que me lo recuerdan: La deuda, El justo pago a la tierra.
Regularmente entro a casa, prendo la luz, voy al baño, reviso los materiales de muros y techos, etc., haciendome la obvia pregunta: ¿de dónde salieron esos privilegios que disfruto?
Claro, no soy acrítico y me surgen muchas dudas: ¿necesito tantos muebles, que además son de madera y representan muchos destrozos?; ¿para qué tienen los vecinos gigantescas pantallas de plasma?, y demás. 
No para el asunto y da varias vuelta. Primero, Esas cosas proporcionaron empleo, luego, Por ellas arrasaron bosques, expulsaron campesino, nos moriremos ahogados por basura o en apocalipsis del cambio climático.   
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Escribo estas notas automáticamente y saliéndome del vago guión que hice para el último viaje. Ahora quiero terminar con una perogrullada sin perogrullo para nuestro Ejecutivo Ramplón y su distante compadre, Amigo Accidental. 
-Miren, par de culeros -les diría un estalinista trasnochado. -Cuando llegue la revolución se meten por donde puedan el cheque, la fiaca romántica, Cannes-Televisión y lo demás. 
Estalino, pondrémosle por nombre, encuadraría de perlas en algunas barbaridades comentadas hasta aquí y enjuiciado merecería ¡cuello!, pues si los perredistas probaron su inutilidad, él más. 
Lo traje a cuento porque, en efecto, llegada una revolución las viejas verdades desaparecen, al menos hasta cierto límite. 
¿Nos mintió el socialismo revolucionario -mentado así para englobar todas las corrientes- de los siglos XIX y XX? No y pueden preguntarle al Zar, los imperialistas Estados Unidos y hartas mercancías, relaciones, costumbres que presumían su necesaria existencia? 
El beligerante feminismo ruso no lo inventó el Partido Bolchevique, quien a cambio le dio corporeidad, produciendo notabilísimos avances. Lo mejor de éstos se esfumó en la primera década.
Contemplando el triste proceso, Rosita Luxemburgo pronunció aquellas sabías palabras que cito de memoria: Nuestros compañeros y compañeras creían iniciar una transformación planetaria y nosotros les incumplimos.
Si bien Estalino se pasó hartísimo cuando una madrugada, borracho tenía fijos los ojos en la glorieta frente a mi casa, con una cantaleta:
-Eso no estará aquí cuando llegue el socialismo. 
-¿Qué? -terminé preguntándole.
-Los árboles, la fuente... Pinches frivolidades.  
Me congratulé cuando el muro de Berlín se vino abajo, pues el socialismo real era un monstruo cuyos tentáculos se hacían sentir muy lejos en todo -machismo, homofobia, comentarios de Estalino- y años después aquí al lado -Sudamérica, pues- asomó la nueva utopía que descubría a un enemigo tan viejo como los enunciados por Carlitos y su carnal Federico: el patriarcado.
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Tomo apuntes aquí para no precisó qué luego. 
Dejé dolorosamente a la Tic por poderosas razones y no me detendrán ni mis plumazos.
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Un buen historiador es inestimable y hoy el único que conozco dijo: Esperábamos que el régimen (el inaugurado en 1929, a pesar de Cárdenas, perdonarán ustedes) cambiara en 2000; no resultó así y hoy tal vez lo hará.