Lo
siguiente fue escrito en varios periodos que no aclaro bien.
-Pues hazlo ahora.
-¿Por qué para todo me traes a mal traer, abuelo?
-¿Necesitas explicación?
Se refiere a que cuando hacia el viaje a solas, contándoselo a mi nueva hija adoptiva, no iba ni a la esquina, como se dice al no progresas siquiera tantito, jeje. Entonces él regreso de sus tierras, donde estaba seguro vendría nuestra siempre esperada revolución y se quedaron tragando camote, jeje.
-Te lo ganaste. Por en culo.
-¡Belarmo, apaga esa mecha!
Vaya pues como antecedente que debo corregir. Fue escrito entre 2013 y 2017 y he de agregarle otras cosa. Se refiere solo a México.
-No
entiendo cuándo sucede cada cosa.
-¿Cuáles?
-La
Crónica y ¿Una novela?
-No sé.
-¿Cómo no
vas a saber, B?
-Es obvio
que esto...
-¿Llamado
de qué manera?
-Crónica,
Atrevida, no seas burra.
-Jajaja,
al fin consigo unas palabras claras. Sigue: es obvio...
-Estamos
cronicando. Después desátase eso loco incontrolable.
-Te
recuerdo la fecha: 20 de mayo.
-¿Año,
Atrevida?
-¡B!
-Es
broma, carajo -digo a ella y para los demás aclaro: estamos en 2015.
-¿Cuándo
empieza lo otro?
-Al
pitonizo no le hago.
-Alburero.
-Naca.
That is the question: el inicio de la quizá novela, ya que la crónica atestigüe
la caída.
-¿De
"los Malditos"?
-Presentes,
al menos.
-¿Nuestro
gobierno?
-Y algo
más, impreciso. En todo caso, recapitulemos, viendo desde ellos y desde
nosotros.
Hace dos
semanas asesinaron a una joven en Ciudad Universitaria, fue otra última gota
que derrama el vaso y los movimientos feministas se volcaron allí. "¡Ni
una más!" dice la consigna madurada en veinte años de feminicidios.
Detrás, ese brutal porcentaje que descubre cuánto odia la sociedad a sus
mujeres jóvenes. A sesenta por ciento llegan quienes al hacerse quinceañeras
sufrieron abuso en nuestro país, y ahora se exhibe el acoso sistemático por
catedráticos a alumnas en esa máxima casa de estudios donde un icónico,
viejo líder soltó por radio: exagera la muchachita fulana que afirma fue
violada: sin verga no hay penetración.
El estado
de México, donde tú vives, Atre o E, llevó a niveles demenciales lo que nos
había pasmado en Ciudad Júarez quien años atrás. Y empezó a hacerlo durante el
gobierno de nuestro actual presidente.
Vives en
el Oeste, E, tierra fronteriza, sin ley, sé desde que mi juventud encontró allí
El santo lugar. De alguna manera lo diseñaron así desde los años
cincuenta, coincidiendo con la consolidación del Grupo Atlacomulco, que acunó a
Peña Nieto y otros tras desbancar internamente a Hank González, su más
siniestro caudillo hasta el arribo de Carlos Salinas...
-Para, B,
me vas a llevar al siglo XVI.
-¿Yo?
-No te
hagas.
-Bueno,
entonces vino Hernán Cortés...
-¡Ya!
Lo que
quería decir es que si a fines de los ochentas pudieron desbancar a una figura
con el peso de Hank, quien no jugó a la presidencia solo por nacer extranjero,
no extrañe cualquier cambio mayor en estos atlacomulcos nuevos. Si bien ambos
casos salen sobrando pues ahora no se trata de un grupo sino del mismísimo PRI.
-No entiendo
nada.
-¡Me
lleva la chingada, E!
-Jajaja.
-En
septiembre dejé mi trabajo convencido de que esto estallaba, ¿no?
-Sí. Y
ahí sigue, jajaja.
-Medio,
medio, y le falta, cuando mucho, mes y días, o tal vez apenas dos
semanas.
-¿Por las
elecciones en el Edomex? -pregunta ella año y medio después.
-Correcto,
Watson, aunque me hayas interrumpido, pues hallábame en septiembre, seguro de
que babalú esta mierda, y nadie me pelaba y grité ¡Doy por límite enero! y
nadie peló y vino el gasolinazo.
Aquí
deberíamos pasar a la crónica propiamente dicha, con lo que escribí por ahí y
no dio tiempo de desarrollar, comenzado en Ixmiquilpan.
-Ok, ok.
-Ahora,
¿porque no dio tiempo?
-¿Porque
eres un huevón?
-Además
de. Paré al darme cuenta que se desinfablaba la resistencia contra el aumento
de los precios.
No
conocía Ixmiquilpan, confesé, ¿verdad?, y fui en abril (2017). Si bien era para
otra cosa, de primerísima fuente supe: el movimiento nació un poco al azar. No
había sorpresa. Afectos al PRI lideraron la primera acción, pidiendo al
gobernador exigiera a los diputados cumplimiento a sus promesas. Etcétera,
etcétera.
Se
demostraba lo sugerido en las derrotas electorales históricas, un año antes, en
otros estados: el priismo perdía popularidad a velocidad vertiginosa.
Detrás,
lo que me condujo al optimismo en septiembre: las pugnas internas. Ahora
sabemos bastante más del tema, ¿cierto, Atrevida.
-Revísese
¿qué nota?
-No
recuerdo, jeje. Por otra parte está el genuino movimiento, nacido en mayo 2013,
a quien visite ixmilquianamente. Ese breve viaje confirmó lo certificado en el
de febrero a Guerrero: nadie echaría atrás a las fuerzas populares más sólidas,
que para esta mayo 2016 -regresé en el relato, pues- formaron ¡cuatro y media
auténticas APPOs! y otras cosillas nada desdeñables (setecientas mil familias
cafetaleras organizadas en cooperativas; jornaleros y jornaleras de San Quintín
y demás).
-¿Esto es
un ensayo, un reportaje o qué madres? A la crónica no la veo por ningún lado.
-Coño,
Atrevida, si apenas podemos con el paquete y quieres que haga lo correcto,
presidido por la anécdota.
-Pues no
presumas.
-Haz de
cenar, ¿no? -le digo volviendo a 2017.
-Tu
abuela, yo soy hija adoptiva... Mira:
"Antorcha
Campesina promete ante Del Mazo no dejar ganar a Delfina Gómez
A pesar
de que su agenda para este lunes consideró sólo actos privados, el abanderado
priista se reunió con alrededor de tres mil militantes de la organización
Antorcha Popular en el municipio de Los Reyes La Paz."
-Sí,
ellos serán el primero grupo de choque. Al amparo suyo y para su desgracia
obrará el segundo. Luego...
-¿Para su
desgracia?
-Sí, desaparecerán
en ese caos, para no levantarse más.
Un cartón
sugiere que bajo el agua Peña Nieto abandona a Del Mazo. ¿De dónde lo deducen,
si las contradicciones internas que conocemos no indican nada parecido a eso?
¿O sí y me pasa de noche?
-B,
concéntrate, por favor, y te vuelvo a preguntar ¿dónde está la crónica
prometida?
-Ay, E,
no toques temas sensibles. Todo me permitiría conocer en vivo los sucesos.
Durante estos últimos años volví a la zona lo suficiente para rehacer nuevos
lazos y hoy mismo San, al conectarme con el comité ejecutivo estatal de Morena
para equis cosa, dijo que entre algunos soy un pequeño mito por esos rumbos y pidió
fuera a reunirme con los más viejos.
Hacia
occidente acompañé hasta hace muy poco a mis hermanitas y hermanitos y en el
costado oriental viven muchos y paseé también por distintos motivos.
Chimalhuacán, la cuna antorchista, tampoco me es desconocida, y por todos lados
andan muy activos otros que apoyan desde el Distrito Federal.
Mi edad y
la extraordinaria dispersión del proceso impiden seguirlo. ¡Y no soy Jonh
Reed!, jeje. El secreto parece estar en la Ley de Seguridad Interna que Peña
Nieto presentó para su aprobación. El PRI tiene 203 legisladores, de 500, más
47 del Verde, y necesita mayoría calificada. Ni sumando los 108 del PAN
alcanza. ¿Un nuevo Pacto por México, con PRD? Falta Nueva Alianza, claro.
¿Todos enajenarán su futuro por una arriesgada apuesta? ¿No habrá fracturas
dentro del propio priísmo, según nuestras cuentas? ¿El ejército en masa valida
un virtual estado de excepción?"
Madrugada
de domingo 4, 2017
Según
quienes saben, el sistema priísta funciona hasta el 49% de los votantes. En los
tres estados que se disputan esperan entre 60 y 62%. Ergo, puede cumplirse lo
previsible -seguro, dijimos, ¿no?-: un conflicto poselectoral en el Edomex
cuando menos.
Estoy
donde debo y otra vez no hay manera de hacer la crónica.
El
municipio nacional con más electores -millón y medio- fue mi casa militante y
emotiva.
En estos
lados se decide el futuro hoy y quien sabe si podré seguir con esto. ¿Una
novela? continuará, desde luego, ¿verdad, abuelo? Si cierro los ojos
aparecerás, Ana, ¿ahora? Espera que pasé el día.
Las
calles tiemblan alrededor, muchas montando cerros, y veo Malditos corriendo por
todos lados, tratando infructuosamente de sofocar el incendio. Hace un minuto
quien muchos sospechan es violador y homicida, frente a nosotros al pasar
perdió su aire respetable y entendió: Ellos saben. No importa cómo marcó la
boleta electoral, si bien puede presumirse fue tricolor, como esa Suave
patria que aprendí a odiar.
Pensaron
en lincharlo y aguardan hasta mañana, cuando den los resultados, fraudulentos
por fuerza y esta vez inútiles, confiamos.
Pasan
tres días y recuerdo: A quien quisiera escucharme, en los últimos meses dije:
en Edomex al PRI no le dan sus artimañanas usuales y empleará la violencia. Eso
hizo el domingo, seleccionadamente, es municipios rurales.
A Javier
recién lo conocí y por vías virtuales. Es quien mejor ve, creo, lo que sucedió
en la elección. Le pido explicarnos: "Es un proceso epistemológico,
es decir, estos cabrones se superan en la mierda que expulsan cada día. En e
2012 descubrimos que utilizaban a niños de 4 años para entrara a las casillas
que corroboraran que se votara por el PRI, ahora a tres días de la elección se
sabe que llegaron a comunidades con postola en mano y obligaron a la gente a
entregar sus credenciales y votar por el PRI. está cabronal a mierda en la que
nadan, es como goebbels, reproducen la mentira hasta que ellos mismos ya no
saben elucidar entre la verdad y su pinche ficción..."*
La
madrugada del jueves me agarra encorajinado, jeje:
Muy
triste la sociedad mexiquense: 48% no vota y el PRI conserva su voto duro
¿La
esperanzadora resistencia al gasolinazo? Duró dos días jjj Les meteran unx a
unx un palo de escoba y la gran mayoria sonreirá jjjjj
No
defienden a sus hijas, a sí mismos de la extorsión, el robo, el asesinato la
debacle económica.
¿Que las
elecciones no sirven? Son su única arma, porque lo suyo no es protestar de
ninguna manera.
Y
magistralmente, jeje, concluyo: AMLO y las bases de Morena, como la CNTE o
las Policías Comunitarias en términos mucho más profundos, dan lo que pueden. Y
eso bastará, porque los Malditos harán su parte en la destrucción del régimen.
-Cada vez
más pa que te aten, B, jeje -dice E, la hija adoptiva.
-Voy
hacia la camisa de fuerza y los electroshoks con la frente en alto.
-0-
Mi casa
estaba al pie de la avenida rematada en la esquina donde no era ya campo, sino
pelea entre llanos vírgenes, huertas, maizales y una nueva vocación de orillas
citadinas, presente en el tiradero de materiales de construcción, la
ladrillera, su miserable, hosco vecindario y la promesa de futuro vacilando en
lo alto.
Con el trajín de autobuses, los siglos a montones en nuestro centro
urbano resultaban un eco tanto más lejano cuanto más desaparecían los lotes
baldíos. Para quienes vivían fraccionamiento adentro eso era verdad sin tacha y
así sin ojos. Para los de la avenida, no. Tras un premeditado vacío
descubríamos barrios antiguos montados sobre restos de pueblos cuyos orígenes
no podían precisarse en el tiempo. Invitación irresistible, nuestros paseos por
allí descubrían con azoro una calzada de proporciones dos veces mayores que las
orondas de la modernidad.
En claustro, los amigos de las calles traseras sucumbían al
resentimiento de sus padres por mil ofensas reales o ficticias, que los
condenaban a perpetuar lo más oscuro del país. Nosotros en la avenida
enloqueceríamos o saldríamos corriendo, o ambas cosas.
Mi colonia estaba al final de una serie con que la posrevolución ocupó
tierras hasta entonces agrícolas, o lacustres, si echamos el reloj atrás, y así
sin fondo prehispánico y colonial.
Esa nada virtual bajo los pies acunó clases medias gradualmente menos
prósperas y todas en diverso grado relacionadas con la Iglesia y el pensamiento
conservador, centenarios derrotados para entonces.
Pías familias de mochas costumbres y viejos resentimientos crecían allí,
donde hasta hoy la izquierda electoral no tiene entrada.
Cuanto más dentro de ellas se estaba, entonces, era mayor el trabajo
para escapar a su carga.
-0-
Octubre de 2001.
Central
de Autobuses del Sur. Alrededor de las 12:15 a.m. Gerardo González baja del camión
que lo trae de Cuernavaca, donde reside.
Así
recuerda, nervioso, consciente de la vitrina en la cual vive desde el día
aquel, como un ser incómodo e indefenso, parte de una historia que toca los
sótanos del país. Se ha vuelto abogado laboralista, pero conserva estrechos
vínculos con defensores de derechos humanos, empezando por el despacho de
Lamberto González y que hasta poco fue a la vez de
Pilar Noriega, del cual es en cierta medida responsable y que está allí,
en el Distrito Federal.
Esa
proximidad a los aparatos de justicia y a la confrontación con el poder, deben
prevenirlo al dar una vez más su versión sobre un momento particularmente
delicado de un hecho de extraordinarias implicaciones. De modo que busca ir
directo al grano y cuando una pregunta lo hace entrar en un detalle
intrascendente, se detiene en explicaciones que sobran.
El día
referido, vuelve a los recuerdos en la jerga judicial, fue a comer con
responsables de un órgano de gobierno de la ciudad, para dirigirse después a la
oficina de Lamberto, que desde una semana atrás
ocupaba también Digna Ochoa.
Zacatecas
31, colonia
Roma. Hacia la
misma hora un trabajador ambulante concentraba su discreta mirada en lo que
percibía en torno a un edificio amarillo pálido a mitad de la cuadra.
A un paso
de avenida Cuauhtémoc, la calle terminaba por perder su antigua calma
residencial, con el ajetreo de los automóviles y las modestas oficinas en las
cuales se había convertido la mitad de los edificios habitacionales. Por eso el
hombre había escogido el sitio para ofrecer sus
servicios y marcharse al agotar la clientela. Pero ni allí pasaban
desapercibidos los movimientos de hombres trajeados y “aspecto sospechoso”
(PADRES CGH). No era la primera vez que los veía, a ellos o a otros parecidos.
Minutos
antes o después, en el pasillo del piso del edificio donde estaba el despacho
de Lamberto y Digna, una mujer topaba con un hombre ajeno al lugar, y en un
momento no bien precisado una vecina del piso inmediato superior creía escuchar
“dos sonidos parecidos a un golpe o un martilleo en un intervalo aproximado de
cinco minutos, ,y luego, entre diez y quince minutos después, un fuerte ruido
como el de un portazo” (2DO CIDH).
-0-
Anduve ochos años viajando por el planeta en los siglos en torno a la
aventura de Colón.
Entre otras mil cosas me enteré entonces que, adelantándose Faltaban setenta
años para los viajes colombinos y una nueva dinastía china se decidió a
transgredir principios fundacionales de su cultura, lanzándose al océano
Índico.
¿Para qué, preguntó el imperio que por largos siglos los pueblos del
Viejo Mundos buscaron con ahínco, obligándolo a construir una muralla apenas
concebible en extensión? Islámicos y cristianos se peleaban por la ruta que
conducía allí, donde abundaban mercancías e ingenios asombrosos. El Ibn Battuta
que entrevimos en Demasiado humano seguía
el camino trazado por ella y al poco Marco Polo buscaría una alternativa cuyos
retos habían disuadido a Occidente desde la caída del fugaz imperio
alejandrino, despertando fantasías que ni Aladino creería.
Pronto China volvió en sí y bien pudo antes atravesar el otro océano a
su vera, por el cual barcas polinesias sin más que remeros habían alcanzado
Haway y quizá las luego nombradas costas americanas. ¿Pero para qué?
Causan, pues, risa los empeños posteriores de Occidente por asombrarnos
con presuntos o reales viajes germano normandos al Nuevo Continente, previos al
Almirante.
-0-
Como algunos saben, en paralelo a esto intento darle forma a mis
llamados Cuadernos, que no deben incluir lo ahora publicado aquí. Bueno, puedo
pedirles préstamos.
-0-
No sé cómo organizar las viñetas con ése título,
Ohsis. Al principio pensé que debería empezar así:
No importa por donde vayamos nos acompaña la
fotografía de un muchacho. Tiene dieciocho años, la piel mulata parece de
aceite, los cabellos se le ensortijan y los brillantes ojos negros sonríen.
Al poco de recordar esta estampa que presidía el
hogar de Mario el Jarocho, fui citado por la Corte de Medianoche (1).
Igualitito que en la obra cumbre del último gran
poeta en lengua irlandesa, duermo plácidamente y el reclamo de una metálica voz
me despierta:
-"¡Eh, tu, vago, ¿qué haces ahí cuando la más
digna corte jamás reunida espera para juzgarte."
Claro, no estoy en el lomo de un río, a la manera
del campesino en el poema, sino sobre la cama, y no es una monstruosa mujer de
mirada sangriente quien amonesta, sino El Grillo, metro sesenta de altura,
pecho echado pa lante y ojos de capulín.
-¡Comadre! -le digo harto contento de verlo luego
de casi cuarenta años.
-No te hagas baboso y jálale.
-¿Y ora?
-Que nos juntamos pa darte con todo.
-¿A mí? -alcanzó a preguntar antes de que como en
un sueño aparezcamos en un castillo cuyas troneras echan humo de fábrica.
Frente a nosotros el abuelo, Filiberto, uno de las
muchachas que no murió en 1524, Bryan O´ Donnel, Artemio, la niña que perdió
una pierna en un bombardeo, Felícitas, Malena, el propio Jarocho, en
gigantescas representaciones se sentaban a una mesa en lo alto.
En la multitud alrededor había muchos rostros
conocidos y el resto tenía un impreciso aire familiar.
Acostumbrado a los escenarios con miles de
protagonistas, el abuelo no necesitó forzar la voz para que se escuchara a
través del eco profundo en el fantástico lugar.
-Mira -dijo extendiendo la mano en un movimiento
circular. -Te nos dimos, tan diversos en tiempo y espacio y tan íntimos como
deseabas. Y has traicionado nuestra confianza.
Prometo cumplir la tarea y recuerdo a Domingo
embobándose con los recuerdos de una bronca toma de predios, para que de
pronto, sin venir a cuento, pensaría uno, los ojos se le fueran quién sabe a
dónde y decir:
-Todo fue por mi papá, que vendía pájaros en el mercado y no tenía un centavo y
andaba cante y cante.
-0-
Como el desposeído que era me agarré a la Suave
patria para acuchillarla luego, nietos. Por azar sus extremos se
encuentran en donde inicia este cuaderno:
A pie por el camino mi
compadre Agustín y yo no nos cansamos de dar gracias a la fragancia de la hierba
alta, jugosa, en la que pareciera no caber un tallo más, y a sus verdes suaves
por el sol, siempre padre y aquí en un papel distinto a los muchos que decidió
y no hacer en nuestro gigantón urbano. Padre sol y madre tierra, sabemos ahora,
envueltos por ella y su prodigalidad. ¿O los géneros deben intercambiarse entre
ellos, pienso recordando una milenaria leyenda de las naciones muy al norte de
estos lugares, donde la luna, por ejemplo, era la tea de un celoso amante?
Deberíamos preguntar a los
campesinos y campesinas que rinden el diario culto a las prodigiosas matas
alrededor, divinos regalos entregados casi cinco siglos atrás a sus
conquistadores, y se nos hurtan a la mirada por sus ocupaciones o
deliberadamente, como el pueblo sombra que se me descubrió una mañana en una
colonia de posesionarios y luego gracias al abuelo.
Todo enamora a nuestros ojos
de ciudad: el contraste entre la vegetación y el rabiar azul del cielo, la
franja arcillosa que serpentea frente a nosotros, el apenas perceptible reptar o
trepar de pequeñísimos seres y esa terca soledad aparente que a lo repentino se
viene abajo.
“-¡Bájense todos, hijos de la chingada!"
–grita a los ochenta hombres en un
camión de redilas “un señor grandote” que carga “un radio”
-Bótense al suelo porque se van a morir.”
Ya está: el compadre y yo
llegamos al momento que nos trajo hasta aquí en la manifestación material a
través de la que la Corte de Medianoche asiste a los viajes convenidos.
Ahora, nietos, ustedes se
suman a la aventura que en la infancia guía el canto de Felicitas, a quien sin
eufemismos llamo nuestra sirvienta
Casi medio siglo me tomó
acercarme al misterio que intuía también en los viajes al puerto de mar donde
papá nos llevaba. La carretera corría sobre el mero paisaje en el cual la Red de
Agujeros convirtió a estas tierras de densa, milenaria historia, por los que yo
buscaba ansiosamente con los ojos, gracias a propia Felicitas y sus iguales a
cientos de miles; a la señora de los tamales en la esquina y la avalancha de
albañiles, jardineros, trabajadores de las fábricas en torno nuestro. Buscaba
sin sentido, pues la ruta aquélla se trazó sin hacer caso más que a las
caravanas en pos de los productos traídos de fantásticos lugares al costado
contrario del océano.
Tanto el misterio oculto a la
carretera, que no lo develo bien a bien sino ahora, con mi compadre, en el vado
donde un camino interior tuerce.
Aguas Blancas se llama en paraje adonde llegamos y
no habría razón para la presencia de tal número policías apostados entre la
maleza y tras sus camionetas, de no ser el castigo ejemplar que se aplica a
miembros de la Organización Campesina del Sur.
“-Nos espantamos, pero yo no creía que nos iban a
matar -–contará luego uno de ellos. Y otros:
“-Sentí que nos estaban cazando....
“-...me tiré al suelo... Oía los quejidos de las
personas que estaban matando...
“-Me sentí mal al ver como nos habían trozado aquí
de la cintura al compañero.
“-Cuando estaba ahí debajo del camión, pues yo
sentía algo caliente que me caía aquí arriba, así, pero yo no creía de que
fuera sangre. Y cuando ya nos sacaron de ahí ya vi que había muchos más regados
así, alrededor del camión y adentro también.” (1)
Las con justicia llamadas fuerzas del orden dan el
tiro de gracia a los diecisiete caídos, y la cámara de video que llevan corta
mientras recomponen el escenario: los
machetes de los campesinos asesinados se retiran para colocar rifles y pistolas
en sus manos o cerca de ellas.
-0-
Marzo 22,
2018
Tuve mi
18 brumario en marzo, escribo por ocurrencia y tan virtuoso es esto del
pensamiento que no se piensa, que hasta el mismísimo Víctor Hugo -Padre
nuestro, rezo- pierde su gracia, como advirtió don Carlitos en aquélla
conocida obra: Napoléon le Petit ve solo un rayo cayendo de un cielo
sereno; yo, por el contrario, demuestro "cómo la lucha de clases creó
(...) las circunstancias"1.
Perdonen
mi enredo. Amanecí diciéndome Se es en común o no tiene caso y heme aquí
con la justa materia, dando una simpática vuelta. Abandono el hogar de donde no
debería salir más, rumbo al primigenio, que compartiremos todos. Así lo
entendiste, Tic, y por ello recibí tu bendición y una alegre mirada de N a la
distancia, quien perdía al abuelo recién llegado.
Patria
prometida realmente solo hay esta -una coma menos hace milagros, ¿ven?-. El Judio
errante fue un incompredido que reía de los ceños fruncidos a su paso -se
llamaba Pablo, supieron después y nombráronlo Santo (uso metáforas sin sentido,
creo, pues de asuntos bíblicos no tengo mínima idea, por fortuna ((no proclames
a la ignorancia como virtud, que después no te creerán nada).
Tomo
camino hacia Jerusalem cuando el otro calendario dice año 1212, no a lo
Templario en la corte de los Malditos, sino para acompañar a niños
"salvajes e ignorantes" que mendigan con las cuencas de los ojos
vacías, sin piernas y atadas sus manos por píos frailes2.
-Anden,
que el verdadero reino es el nuestro -les digo.
-0-
Revisando
la poesía mexicana del siglo XX, Carlos Monvaís dijo: lo hago como crónica y
no, ejemplo, en un ensayo epistemológico.
Investigó
el tema a fondo, no quería tratarlo sesuda, secamente y sí darse derecho a
incoporar sus opiniones. Yo intento algo semejante con el cardenismo, en un
trabajo que empieza así:
...no es
obra de un hombre y su círculo cercano. Resultaría inconcebible sin el
movimiento popular y las clases medias radicalizadas, entre quienes están vivas
viejas y nuevas utopías.
Esos seis
años representan, con mucho, el mayor avance social desde nuestra
Independencia o quizá tres siglos antes. Persigo una idea: lo que Lázaro
Cárdenas echa a andar es difícilmente controlable y conduce a extremos no
calculados, a veces quizá sin que él lo sepa. El propio Tata, creo, se desbordó
a sí mismo, gracias también al inusitado panorama mundial: democracias
occidentales en debacle o recomposición y la Unión Soviética que irrumpe como
exitoso modelo económico y gran potencia.
Como con
cualquier proceso histórico no voy a él por interés académico y lo persigo en
sí y su proyección posterior, hasta hoy.
Antes
asomé a nuestra cultura urbana posrevolucionaria. Tenía una buena razón pues
crecí cuando estaba sepultada bajo montones de autoritarismo. Me defendía con
la nostalgía por ella.
Durante
la posrevolución nuestra ciudad crea una o varias nuevas noches. No solo sus
vidas van allí; también la imaginación sobre ellas.
Durante
el porfiriato el teatro de revista es un animado, picaresco entredicho nocturno
que se airea. Pero cuanto de lo demás puebla ese mundo que nace al caer el sol,
transcurre en el silencio o el vilipendio público. La prostitución callejera,
la cantina y la pulcata proliferan por los barriales, muy lejos física o prácticamente
de lo que la sociedad presume. No importa si están a espaldas de calles de
buena educación, un sólido muro invisible se alza entre ellas.
A partir
de 1920, en cambio, los tugurios, los burdeles en regla y las hileras de
cuartuchos que sirven a las “perdidas” son esencia misma del Centro y se
asientan sin remilgos aquí y allá, acompañando al festejo de la autóctona
modernidad siglo XX, de cines, carpas, cabaretes, salones de baile, estaciones
de radio, convertidos en escuelas y laboratorios de comportamiento entre los
cuales la población no para de reinventarse, haciendo de las calles pasarelas.
La música
popular, las tandas, las piezas del renovado teatro ligero, la prensa que
alcanza su madurez como primer medio masivo y es no menos multifacético que la
futura televisión; la literatura, la plástica, el cine nacional, la historieta
y luego la fotonovela románticas y de aventuras, en camino a convertirse en las
lecturas más extendidas del país, habitan la nueva noche con seres y sendas
materiales y fantásticos.
No hay
nada idílico en ello, con sus sífilis de muchas clases y sus profundas
desigualdades, ni en la retórica que lo acompaña ocultando al país tras
estereotipos y atmósferas “legendarias”. Y si creemos a Carlos Monsivaís, hasta
debe sospecharse cierta mano perversa del poder que lo consiente y quizá lo
prohija, en una capital cuyo gigantismo le será cada vez más apreciado como
gran instrumento para el control de una nación que no hace nación.
Con todo
puede encontrarse allí un cierto, genuino libre circular del deseo y del
ingenio, que luego será cortado de cuajo.
Es 1938,
digamos, un año antes de que un reglamento intente liberar la vía pública de la
epidemia de besos. Del lujoso Regis al modesto Tacuba, por una treintena de
salas, estrellas extranjeras y cada vez más de casa languidecen de amor en la
pantalla, dejando el rastro deslumbrante de sus atrevidas existencias, que el
espectador cree conocer al dedillo por periódicos y revistas. En El Principal,
el Ideal y los otros templos del género de revista, y en las carpas donde tal
vez se opera mejor que en cualquier otro lado la transformación del “pueblo en
emblema cultural”, anda el mareo de telones y vestuarios y candilejas, olimpos
de las vedetes replicadas más a ras de piso por coristas con pechos
generosamente al aire, y una comicidad que explaya la sexualidad a flor de
piel.
Una cosa
y otra entre la exploración por el espectador de los recursos de un cigarro,
por ejemplo, de modo que la boca sea oferente o desdeñosa y rime con la mirada
y el vuelo de la mano. O de un saco, una falda, un sombrero, que nunca son a
secas y acompañan a mohines y sonrisas, a imaginaciones de caderas y hombros
dueños de sí a punta de danzón, fox trot, rumba y cuanto se ponga a la
mano.
En San
Juan de Letrán, en los 1980s convertido en origen del Eje Central, un hombre se
echa a la celebración de los entresijos de luz y sombra de la calzada. Su
cabeza se agita con el alcohol apurado no sabe si en el barullo de mesas y
parroquianos a su lado o en el de diez metros atrás, y con unas ganas a las que
el cancionero de la época vuelven apremio por una de las “flores de la maldad y
la inocencia”, frutos que chorrean miel y hiel, sendas hacia el cielo y el
infierno, con las cuales se adorna la calzada.
Todo
alrededor, de más allá de Salto del Agua a Peralvillo, abunda en quienes para
el discurso complaciente de los tiempos son románticas “aventureras”, “vírgenes
de medianoche”, “Santas”. Allí y por muchos rumbos de lo que alguna vez fue
afueras de la ciudad, sin recato y en cifras oficiales, a las “callejeras” de
cerca de 200 lupanares se suman las que deambulan por tres mil o más cabaretes,
entre millón y medio de habitantes. Difícil decir cuántas son, si las
detectadas con enfermedades venéreas están próximas a las 40 mil.
Para
entonces la ciudad lleva dos décadas conquistando la noche. Y con la noche, la
pasión. En principio ambas parecerían reservadas a los hombres y a esas que se
resuelven a cumplir y sepultar sus sueños, los de ellos, espantando la
oscuridad del genero para consumirse un rato, las más unos segundos, apenas,
según les advierte la “mariposa equivocada” de una canción: a la luz, por la
luz… quemadas, precisamente, las alas.
Pero la
noche y la pasión son a la vez territorio de las meseras, las secretarias, las
dependientas, las enfermeras y el más o menos profuso mundo femenino del arte,
nutrido por quienes llegan de aquí y de allá tras el país de la magia y la
promesa de real futuro. Y a su manera, de las amas de casa y las hijas de
familia, que comparten su fantasía.
A mitad
de la sala, trasegando el trazado secreto de la casa, que nadie más que Ella
conoce, por la radio Lara, Gonzalo Curiel, Ernesto Cortazar y un largísimo
etcétera aprovechan la lúbrica provocación de los ritmos cubanos y la sustancia
negra de las orquestas estadounidenses, para de la cocina a la recámara, entre
el burbujeo de las cazuelas y el dale y dale de la escoba, pasear un “sueño de
amor” que casi por regla “se esfuma” o “lleva al abismo”, y que en todos los
casos “es el pan de la vida”.
No
interesa si es a pleno luz del día que en el “abanicar de pavos reales” de su
“hastío”, canción tras canción la “locura de vivir y amar” alcanza a la señora.
La fuente de la “viajera”, la “perjura” o la “siempreviva” en quien quieren
descubrirla el bolero y sus parientes de la época, está en la noche, en la
imaginación que nace a su amparo o por su pretexto. A nada, fuera de la propia
mujer, cantan tanto, con tanta elocuencia y una misma obsesión: “noche…/te
llama el amor”.
Para tal
y cual la noche invita a que Ella hunda sus “dedos entre mi pelo”, entregue su
“boca fresca” y tenga “piedades de ensueño”, o, unos ratos “golondrina
viajera”, otros “maldita”, deje un hueco imborrable en el alma, y para Lara, el
más sabio y atrevido, es la de cada vez un amor de.“distinto amanecer, diferente
visión”, con cuyas aventuras debe tenerse cuidado porque “hacen daño”, “dan
penas”.
Una
serenata de Juan S. Garrido parece resumir la imagen recreada por la
música popular: “Cuando la noche lo envuelve,/México sueña despierto,/porque de
sombras cubierto/vive su vida mejor./Al cintilar los luceros/y los faroles
primeros/como por milagrería,/regando alegría florece el amor”.
-0-
De plúmbago, sin amenazas, las nubes casi al
alcance de la mano corren rápidas en el día que suda sobre el caserío, donde la
sal de mar hace cuatro siglos estampa su huella. Por la vía del tren, entre un
millar de paisanos en alharaca, dos costeñas maduras, firmes, desparpajadas, se
regodean en los gritos:
-¡Huevo de gallina, no de granja! ¡En Espinal hay hombres, no chingaderas! -refiriéndose
al hombre pequeñito, de voz aflautada que acaba de salir de prisión y encabeza
la marcha: Demetrio Vallejo.
Es el sábado 12 de mayo de 1972 y cuantos hay allí llevan un mucho acunadas y
otro mucho a cuestas dos o tres décadas de trabajos por Utopia, que no está en
el santoral ni tiene altares en la Iglesia de Salinas Cruz, cuya torre domina
la vista, ni en ninguna más del Istmo de Tehuantepec, del resto del estado de
Oaxaca o donde sea en el México de tercos rezos por ella apenas Hernán Cortés terminó
su obra. A comienzos de 1959 ese par de mujeres sin duda estaba entre
quienes defendían del ejército el local del sindicato ferrocarrilero, cabeza
del gran esfuerzo de trabajadores y trabajadoras por deshacerse del monstruoso
aparato corporativo construido para ellos.
No tengo
algo parecido a esos tres párrafos para empezar como debiera lo que quiero
contarles ahora. Me sirve pues remite al movimiento ferrocarrilero de 1959,
cuya derrota suele señalar un corte sin solución para la historiografía.
Es la
tarde del 28 de marzo y "miles de trabajadores (ferrocarrileras,
petroleras y maestros) así como algunos estudiantes, son objeto de la furia
policiaca, cuyos elementos intervienen y ocupan también locales
sindicales", dice una fuente cualquiera.
Terminan
así trece meses y medio en que la democracia sindical se juega su última carta,
tras dos décadas de resistencia. Con ello parece iniciar una década de silencio
para nuestras luchas sociales.
Es así y
no, si atendemos al surgimiento de la Asociación Cívica Guerrerense y el Frente
Auténtico del Trabajo; al complejo proceso iniciado en los sindicatos
electricistas y la extraordinaria huelga que cinco años después protagonizan
los médicos. Centro el interés en ellos aunque otros impulsos colaborarían a hacer
de la siguiente una década que solemos dar por muerta y prepara grandes
insurgencias.
Durante
1958 Genaro Vázquez y otros maestros y paisanos suyos forman en la ciudad de
México el Asociación o Comité Cívico Guerrense. Sabiendo muy poco sobre al
respecto, siempre me pareció un proyecto modélico. Seguí su historia al conocer
a Roberta cuando en 2017 y sobre la plaza central de Chilpancingo se recordaba
los asesinatos cometidos allí por el ejército cincuenta y nueve años atrás.
Diecinueve jóvenes muertos había costado al estado lo que en otras entidades
produjo, si acaso, disturbios.
Se debía al trato especialmente brutal dado a esas tierras desde nuestra
Indepencia y a algo más. La lucha universitaria formaba parte del primer
objetivo que perseguían los cívicos, como se llamaba a Genaro y sus compañeros:
crear una combativa organización popular en el estado, con demandas de todo
género, comenzado por la
Central
Campesina Independiente.
Si primer
y principal enemigo es el gobernador, contra quien dirigen una campaña que en
abril ordena detener al líder, cerca de Teleolapan, sobre la Región Norte y por
los mismos escenarios que usó Vicente Guerrero durante su última etapa
independentista. Liga así, pues, con una lucha de gran profundidad histórica,
iniciada tras la Conquista y aun antes, cuyo hito más reciente está en el
cardenismo.
Para
entonces en nuestra capital federal se forma el Frente Auténtico del Trabajo,
proyecto sindical empujado las Juventudes Obreras Católicas sudamericanas, a
través de una central (Confederación Latinoamericana de Trabajadores o CLAT,
por sus siglas). Con justa suspicacia puede pensarse que nuestra Iglesia
católica nacional, arrinconada tras la Cristiada, le despeja convenientes
puertas, desestimando un proceso en ciernes: la Teología de la
Liberación.
Como sea,
pronto trabajadores mexicanos hacen suyo el impulso para producir formas de
acción muy ocurrentes y novedosas, que en parte responden al sector privado
empresarial y su vertiginoso desarrollo desde 1940. Representan, entonces, a
una clase obrera distinta a la dominante en el sindicalismo derrotado hace
poco: de grandes industrias y servicios paraestales (a ferrrocarrileros sumemos
maestros y petroleros, sobre todo).
Sinfonía
Esta vez
el clip sirve también como imagen, cosa poco habitual entre nosotros. Aunque
podría bastarnos con escuchar. Por flojo no encontré lo más adecuado: un gran
concierto de Mozart en la Gewandhaus, sala ejemplo.
Lo que
hay en él resume a nuestra sociedad, siguiendo un criterio burdo, según
adelantó ¿Pesadilla final?
Empecemos
por sus ausencias. ¿Cuántas butacas hay? Se necesitarían unos dos mil
conciertos para que los 571 088 habitantes de Leipzig presenciaran esta
representación. 7.300 millones hombres y mujeres tiene el mundo -ya sé, soy
maniático con preposiciones y demás y no gano en ritmo, jeje-. Hagan cuentas.
Entre los
privilegiados tampoco faltan estamentos, sabían quienes diseñaron el lugar,
cuyo primer
edificio
es de 1781, apenas comenzada la Revolución Industrial: frente al escenario,
atrás... Centro comercial, Leipzig influía en Europa toda y se hizo a la
vez polo de la cultura. Estaba preparada para ello: tres siglos antes le
llamaban "ciudad del libro” y allí publicaron el primer díario. Cuna de
Leibniz, recibió a Bach durante sus mejores tiempos y veía nacer a Wagner,
Goethe, Mendelssohn, Schuman, Nietzche.
Calculen
los recursos que para ella dejaron los siglos coloniales, aunque o justo porque
Alemania tardaba en constituirse como Estado y sus barcos no visitaran el
ultramar.
Que
España, Portugal, Inglaterra, Francia, produjeran a Cortés, Cabral, Raleigh,
Faidherbe y miles de Nostromos. La ciudad se concentraría en lo suyo.
-0-
Ya saben,
les encantan las historias en que con un pretexto cualquiera -elevadores
descompuestos, naufragios, terceras guerras mundiales- personajes sin posible
relación entre sí deben confrontarse.
Digamos,
Steven Taylor (Michael Douglas como magnate asesino), Saba Ade (apasionada prostituta
de El imperio de los sentidos), Ivan (ejemplar niño ruso en el frente
alemán), Antonio (padre obrero de Ladrón de bicicletas) y Margherita
Gautier (La dama de las camelias, quien desfallece por melifluo amor),
caen gracias a un accidente multifactorial en el agujero donde fue a dar Alicia
(aquella niña de la cual abusaba Lewis Carroll).
No entran
al país de las maravillas discutiendo si toman el fantástico brebaje y Taylor muere
a golpes cuando para zanjar la discusión exhibe sus acciones en Wall Street.
Margherita quiere seguirlo, pues nadie allí hace caso a sus suspiros. Bueno,
Ivan se asoma un segundo y vomita contemplando el estúpido espectáculo
mientras, a lo Monelle, Aba intenta curar la tristeza a Antonio y por primera
vez es rechazada, con amabilidad, desde luego, pues críos y mujer esperan por
él.
¿A qué
tanto Harvard o Yale, Mr. Amo del mundo, y trapacerías trepadoras y
bellísima, frígida señora maquivélicamente asesinada y majestuoso departamente
sobre la Quinta Avenida y vestuario Louis Vuitton y ese sistema de vigilancia
híper digilitizado que, si usted no cayerá ahora, representaría su ruina? Y no
porque, vea, "en el fondo de la fosa llevaremos la misma vestidura".
¿Sintió y disfrutó más que los cortertulios en esta opereta?, pregunto a lo
lugar común y no.
Aguarden,
salí por la tanjente y el tema es delicado. Vengo tratándolo desde que comencé
este último viaje.
Aquéllos
meses con papá me mostraron un placer desconocido. Acicalarse cuidadosamente
por la mañana, vestir ropa fina de trabajo, trepar al auto sabiéndose persona
respetable, producía sensaciones que multiplicaban mi mirada contra el Maldito,
como llamé al caro espejo donde me bañaba, ¿recuerdan?, o los paseos por
nuestro falso barrio bohemio deteniéndome a charlar con jóvenes de ricas
familias, que despertaban guiños en modelos y condujeron a la guarida donde
muchachas de barrios elegantes recibían consejos sobre seducción, impartidos
por la mujer cuyos favores eligió Jim Morrison en su única visita a este país.
El poder
estilo Wall Street lo descubrí acompañando al propio papá mucho después en sus
citas con ministios, grandes empresarios y obispos y para asomos al capital
milenario tuve también durante la charada juvenil, según les conté.
Eso
permitió un acercamiento a Matías Monteagudo, inquisidor que encabezó la
Conspiración de la Profesa, a disposición en los cuadernos.
Sumen lo
escrito sobre grandes salas de música en Leipzig.
Comprendo
o atisbo el placer producido por una camisa, un perfume, un tapete, una regia
comida, el aroma de la piel que viste un auto elegante, un mayordomo como
ordenan los victorianos manuales, una casa con desniveles, nichos y jardínes
donde perderse, o decidir destinos por miles o millones. No es bicoca y deja
pequeño al Walt Whitman yendo al mar para admirarse a sí mismo e insuflar el
universo. Eternos, los faraones, Alejandro Magno, el ciudadano Kane versión
Rokefeller -o sea, encriptado una vez muerto para renacer cuando la sociedad
llegue a su altura.
¿Tuvo más
y mejor sexo Calígula que, ya no el hijodalgo Casanova, sino mi vecino del 7
con sus bacanales?
Sé, nos
perderíamos a Wagner, sin el cual es difícil entender los días de este viejo, y
Las mil y una noches, con cuyas primeras, hermosas palabras incia La
Ilusión viaje en tranvía, y seguramente yo no viviría De prestado,
pues los avances médicos permitieron que siguiera aquí a los cuarenta y cuatro
años. A cambio se habría evitado el sufrimiento de Teresa, de doña
Marta, de vaya a precisar cuántos construyeron el palacio para Godofredo o la
Gewandhaus, decimonónica sala músical ejemplo.
Ojos más
grandes que estómagos
En 1827
el valet de John Randolph, que acompaña a su amo a Irlanda, mira “horrorizado
los cobertizos de lodo y el alimento miserable de los campesinos”. Randolph es
un plantador de algodón del sur de la Unión Americana y los abuelos de su
acompañante, cuyo nombre no importa a los registros de la historia, vinieron de
algún punto preciso de un África negra con tantas nacionalidades o más que
cualquier otra gran región del mundo, pero tampoco importa.
Sam,
según queremos llamarlo nosotros, no tiene manera de saber que la miseria que
observa nació con un personaje cuyo nombre, Raleigh, sigue recorriendo los
virginianos campos donde él nació. Ni que uno de los compadres de éste, el John
Hawkins preferido por la épica inglesa sobre la piratería, hizo los suficientes
destrozos en la vieja Erin como para recibir en pago las propiedades y el
permiso de su reina, merced a los cuales dispondría de las naves y los
tripulantes que lo harían el primer traficante de esclavos hacia los futuros
Estados Unidos.
Europa y
América Latina han prohibido ya la trata[1],
pero en la república de las barras y las estrellas el comercio con los antiguos
parientes de Sam, lejos de disminuir, crece y en los próximos veinte años
pasará de los 1,771 mil seres involucrados, a unos tres millones y seguirá
aumentado. Todos ellos resultarán objeto de una más celosa vigilancia, ante el
temor de que se sumen a los cuatrocientos mil libertos escapados hacia el
Norte.
Forman
parte de un mercado que en tres siglos ha vendido doce millones de hombres,
mujeres y niños, a quienes deben sumarse al menos otros tantos liquidados en la
captura o que terminan sus días en los barcos de los tratantes. En cifras
absolutas los últimos representan un exterminio casi dos veces mayor al
provocado por la Alemania nazi, y en términos comparativos, considerando la
población de ambas épocas, lo multiplica por veinte.
El
ochenta por ciento del tráfico se ha dirigido al Cuarto Continente a partir de
la conquista de Las Antillas y, sobre todo, de la Mesoamérica capaz de permitir
el asombroso crecimiento atestiguado por Cabeza de Vaca. Un continente donde
otro holocausto se producía. Las enfermedades llegadas del Viejo Mundo eran las
principales responsables de la muerte de veinte, treinta o más millones de
indígenas, pero también la explotación sin tregua y el frío asesinato, como en
el Haití donde un falso rumor sobre la existencia de oro, en meses termina con
hasta el último de sus probables cuatrocientos mil pobladores.
Contemplando
la expansión marítima europea que empezaba allí, un pensador francés escribía:
“Casi temo que nuestros ojos sean mayores que nuestros estómagos, y nuestra
curiosidad, mayor que nuestra capacidad de comprender”. El tiempo comprobaría
que los orígenes de la en el siglo XXI llamada globalización, se daba a un
consumo absolutamente irracional de recursos humanos y naturales, en relación a
los beneficios para los propios hacedores de la empresa.
Las estancias
azucareras, ganaderas, de tabaco y algodón, y la pequeña porción de las minas
trabajadas por esclavos africanos, ¿compensaban el semivaciarse de la negritud?
Y la plata, el oro, las maderas y colorantes, el surgimiento de sociedades
coloniales españolas y portuguesas que en 1847 dan el espectáculo de México o
mucho peor, ¿recogen de manera substantiva la pavorosa merma de los indígenas?
Incluso
el surgimiento de la nueva potencia que son los Estados Unidos, ¿aprovecha en
medida más o menos razonable el desgaste de los bosques y los ríos de los
ponhatanes y los delawers, de los cheroquies y los shawnee, etc., más ricos
quizás que aquéllos de la revolución agrícola tras la cual el centro-occidente
europeo del medioevo se proyectó hacia la modernidad?
Algo
semejante harán los franceses, ingleses, holandeses y belgas que en 1847 están
dando paso a un nueva fase del colonialismo con el pleno acceso a las regiones
que se han escapado parcial o totalmente: el interior africano, el corazón de
Asia, Australia.
¿Y las
decenas o centenares de memorias, lenguas, formas de vida, extinguidas o
vueltas una caricatura, sin las cuales es inimaginable la comprensión de
naturalezas que enmudecen ante Occidente, quien no termina por comprender que
sus progresos en ultramar han sido sólo posibles por los naturales?
Europa ha
borrado de la memoria los múltiples legados que recibió de las culturas
americanas, empezando por el divino regalo del maíz y la papa, sin los cuales
Europa no habría podido dar el salto demográfico previo a la Revolución
Industrial, y los ensoberbecidos estadounidenses no recuerdan que su pasado no
existiría sin la herencia que agregó divino regalo, a sus panes y demás; al
apoyo político y militar de los Wendars y los otros; a las pieles que los colonos
les canjeaban con hasta 96 tantos de ganancia, las huertas de ciruelas nativas
y frutos de azúcar, la selección de una larguísima variedad de plantas
silvestres que servían de alimento o medicina, las canoas de corteza de abedul,
las tiendas, los métodos de caza, de pesca y de conserva, o hasta el modo de
avanzar en son de guerra, uno a uno en fila, empleado durante la intervención
en México.
Que decir
de Cortés y su epopeya. En 1519 sigue los informes de Grijalva sobre los mejor
provistos lugares vistos en el Nuevo Mundo, y a lo largo de la costa encuentra
la sistemática hostilidad de los nativos. En esas condiciones progresar tierra
adentro parece un reto que tomará un tiempo y unos recursos incalculables. Pero
los enviados de Moctezuma lo encuentran, y no a la inversa ni por accidente, y
así el más complejo estado americano le da las claves de Mesoamérica. Sin ellas
los 500 hombres de don Hernán y los 700 que al poco se le juntan no habrían
tomado Tenochtitlan con sus posibles 250 mil habitantes y sus dominios
extendidos por una humanidad equivalente a la del imperio romano. No en balde
sobre la obra un historiador inglés se pregunta: “¿Conquista o rebelión de
pueblos sometidos?”
El propio
conquistador y sus seguidores comprenderán con cuánta fortuna han corrido, al
transponer la frontera norte mesoamericana y enfrentarse a esos guamares,
guachichiles, etc., que con elementos infinitamente inferiores a los de los
aztecas, mayas y demás les hacen una guerra sin cuartel a lo largo de cincuenta
años. Y aún entonces estarán en la gloria, comparados con sus iguales que
exploran las más ricas naturalezas sin los conocimientos, los productos y la
mano de obra indígenas. Sino que lo diga Orellana, cuya expedición se vuelve un
infierno al encontrar sólo desiertos en el Amazonas, porque los verdaderos
vacíos no lo son de vegetación sino de seres humanos.
No,
Occidente no ha comprendido su empresa “globalizadora”, ni lo hará en adelante,
y de ese modo los europeos en Zimbawe, en el imperio chino o en Oceanía, y los colonos
que tras la victoria de la intervención en México se precipiten sobre los
territorios de los sioux, los crowns, los shasta y demás, dilapidarán cuanto
encuentren.
Tenía
razón el pensador francés aquél, quien al observar a los europeos extenderse por
los mares concluía: “Queremos asirlo todo pero sólo abrazamos el viento”.
[1] En realidad la última nación en
declarar la prohibición, Inglaterra, lo hará en 1830.
2019,
septiembre 30
Un
opinólogo ingenioso llamó 4ta Transición a la que dirige AMLO.
-Término
exacto -pensé-, cuyo reflejo representan fielmente usted y los demás en ese
panel desalíñado y presuntuoso donde participa. Escuchándolos extraño hasta el
programa dominical de expertos Telerisa.
Luego vi
otras dos mesas, muy buenas. Una con los equivalentes formados en la
mejor izquierda y el segundo con periodistas críticos y puntuales. Probaban
cuán difícil tarea tiene Obrador enfrentándose al poder que construyeron
treinta años de enredosos pasillos, y lo animaban aunque no coinciden con él.
-Es
imposible desmantelar tal urdimbre sino hay una real tranformación -creen sin
decirlo esta noche.
Lo hacen
rindiéndosele al presidente, insisto para dimensionar la situación del país.
A la
mañana siguiente acompaño en una charla a nuestra periodista predilecta
-niéguenlo, hermanitas y hermanitos-. Antes me cuenta brevemente cómo anda su
vida laboral y recuerdo la mía cuando tenía su edad. Se ocupa de varios
oficios.
Nos
sentamos ante el corto auditorio que la 4T local nos allegó, formado quizás por
casi solo trabajadores ¿alcaldesales?, debe llamárseles, en razón del curioso
estatus capitalino, pues nuestra división administrativa no tiene ya
Delegaciones y no alcanza todavía a los municipios -sobre la cuestión, AMLO,
pasas sin ver y es gruesa herencia priista, tanto como esa señalada aquí
tercamente y que se le relaciona.
No
debería estar con Predilecta, a quien invité porque conozco el asunto de
manera lateral, y soy recibido con cohetes y trompetas, mientras la minizan a
ella.
Habla de
desaparecidos forzosados, cuestión que conoce por experiencia propia, y
conforme avanza me sorprende, si bien sé cuán a fondo investigó la Noche de
Iguala. Ha seguido el caso con visitas a las víctimas, padres, madres y
compañeros, más allá de lo que el periodismo la obliga.
-¿Sabes?,
entiendo porqué te dedicas a otras cosas, renunciando a la planta en un
periódico -le digo sin palabras.
Comprende
que retrasado está el nuevo gobierno respecto a sus expectativas sobre
Ayotzinapa, pero avala lo hecho. Cuando me toque echar la arenga que promete mi
revolución mundial, aclarará para los oyentes:
-Demasiado
optimista B. -Y agregará con su fe no menor. -Estoy convencida de que en algún
momento los culpables serán castigados.
-Predi
-pienso mirándola. -¿Qué te metiste?
Delirantes
ambos, por oficio.
Este
apunte toca dos temas. Respecto a la Transición y no Transformación falta sumar
lo que aporta mi práctica. En cuanto a los oficios organicemos las
insinuaciones.
No
introduzco algo nuevo al señalar trabajos socialmente utiles que no se pagan.
Hace ciento diecinueve años Los grandes problemas nacionales mostró que
las
mexicanas
empleaban ¡el ochenta por ciento de su jornada echando tortillas!, alimento
familiar base. En los mil novecientos setentas sindicatos europeos probaron:
valorando monetariamente las tareas hogareñas no retribuidas, incluyendo
abuelos e hijos menores, encontramos un PIB multiplicado por dos -aquéllas,
pues, equivaldrían al que suele estimarse.
La 4T se
propone gobernar a través de instrumentos informales, dije a ustedes. Uno es el
sistema para becarios, que tiene varios renglones, según creo, pues no
encuentro información puntual. Lo más visible se dirige a una porción de los
jóvenes -entre dieciocho y veintinueve años- que no estudian ni trabajan: dos millones
y medio, del total formado por cinco y medio millones. Otras -¿o me confundo
considerando su monto superior?- están otorgándose a promotores culturales.
Están además los apoyos a adultos mayores, que en nuestra ciudad se dan a
ochocientas cincuenta mil personas (les toca buscar, nietos: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/28096/Adultos_mayores.pdf).
Representan
poco en términos monetarios: dos mil cuatrocientos pesos para
estudios universitarios y tercera edad y tres mil seiscientos si se recibe
capacitación en un centro de trabajo.
Falta el
Programa Sembrando Vida, destinado a
"sujetos
agrarios, mayores de edad (...) con ingreso inferior a la línea de bienestar
rural".
O sea,
asistencialismo puro, personal, y no subvenciones comunitarias, que creen
infraestructura o alienten proyectos productivos sino por vía indirecta.
Aquélla se construirá empleando recursos distintos, respondería Obrador, de preguntarle,
y quitando sus muy controvertibles Trenes no distingo más planes en ese
sentido.
No hay
mala fe, juro, recordando declaraciones empresariales como esta del Banco
Bilbao Vizcaya en México: "Educación y apoyo social, la gran apuesta por
un país sostenible".
En todo
caso, tengo hermanitas que gracias a las becas propias o familiares sienten un
respiro -mis amigas padecen, a cambio, pues tras largos años de experiencia les
trocaron por ellas sus puestos de estructura-. Así parecería compensarse el trabajo
no remunerado... sin concierto alguno.
Julio 2,
1988
"Son asesinados Xavier Ovando y su ayudante Román
Gil, del equipo de campaña del candidato presidencial Cuauhtémoc
Cárdenas", dice el titular.
No teman, nietos. No voy a llevarlos de aquí para allá entre treinta
años -vaya casualidad: un número cerrado; ¿el horror tiene plazos?-. Necesito,
sí, reubicarnos.
Muchos años luego Guillermo González
Calderoni, llamado por las autoridades estadounidenses el Elliot Ness mexicano,
afirmará que el asesinato de Ovando se lo ordena Carlos Salinas de Gortari a
Juan García Abrego, jefe del cártel del Golfo. ¿No tiene información de ello
Fernando Gutiérrez Barrios, la figura omnímoda de la Secretaría de
Gobernación en su cuarto sexenio allí?
¿El capo negocia las ejecuciones con quienes
también largo tiempo después son instruidos formalmente por los hechos:
Javier Serrano Sixtos, agente de la Policía Judicial en el
estado de Michoacán, y su hermano Jaime, más tarde jefe de la unidad
antisecuestros de la policía ministerial de Guanajuato, según esto en íntima
relación con una banda de secuestradores?
Calderoni será acusado a su vez por Miguel
Ángel Félix Gallardo, El Padrino, fundador del cártel de Sinaloa,
de operar con “sus superiores inmediatos” el inaugural gran acuerdo entre altas
esferas del gobierno federal y los narcotraficantes, a través de un reparto de
plazas a comienzo de la década de 1980.
En realidad cuando es perseguido se le imputa una
interminable serie de actividades criminales. Por ejemplo, combatir al cártel
del Pacífico a favor del propio García Ábrego y su gente.
-0-
“Entre asesinato y política existe una dependencia
antigua, estrecha y oscura. Dicha dependencia se halla en los cimientos de todo
poder, hasta ahora: ejerce el poder quien puede dar muerte a los súbditos. El
gobernante es el superviviente (...) Tan pronto como la criminalidad se
organiza, se convierte, tendenciosamente, en un Estado dentro del Estado.”
Eso escribe Hans Magnus
Enzensberger en uno de sus muchos grandes trabajos, bien conocidos entra la
izquierda mexicana en los años 1970. Creo que no lo entendimos, al menos cuando
se refería al tema.
Continuo transcribiendo el
artículo que lo resume bien. "La estructura de
tales comunidades de delincuentes reproduce fielmente las formas de gobierno de
las cuales son rivales y competidores. Las bandas de salteadores medievales
imitaban la organización feudal, entre los carbonarios del siglo XIX hubo
bandidos legitimistas, la camorra napolitana se organizó de un modo más bien
republicano, y a Salvatore Giuliano –bandido, no mafioso— se le consideraba
libertador de Sicilia por la gracia de Dios. ´La mafia siciliana copió la
estructura de un régimen patriarcal hasta en sus menores detalles, dispuso de
una administración amplia, cobró aduanas e impuestos y disponía de jurisdicción
propia´.”
En México se operó una variante y por ello Carlos
Montemayor negaba sin dudas en 2002 el lugar común extendido entonces: nos
colombianizábamos. Aquí el Estado hace uso del crimen organizado, a veces hasta
perder su control.