sábado, 8 de septiembre de 2018

Remar

Mi abuelo rema, muy mal, por cierto, y afortunadamente estamos en un recodo pantanoso que puede librarse como trajinera o góndola.
-Llevó nuestras memorias, menos mal -le digo.
-Sí, menudo lío dejarlas en casa. 
-Ahora se hace chistín el hombre.
-Solo así te tolero.
No hay modo con su excelencia; nació joditivo. Mejor hablo para mí -sigue escuchándome pero (oh, Santa Utopía, metiósenos la terrible conjunción) sino no hay línea de diálogo tírase a loco).
Sirven estos once años registrando nuestra historia.
-"Nuestra"- dice mordaz-, vaya descaro.
-¿Pues callar? -iba a responderle y hago caso omiso porque las hostias mineras duelen muchísimo.
Sonríe con mala leche. ¿Quién me protegería en estos viajes que iniciaron Níger arriba, sino un bruto?, provócolo y juega al fisiócrata -Dejar pasar... ¿recuerdan, nietos?
Como sea, no anduve errado cuando empecé los cuadernos. Tienen un sistema simbólico pedestre y por ello útil para mí, padre de la ramplonería. 
SIGUE, QUE SE ACABARON LOS CIGARROS. DEJO EL ÁLBUM PARA QUE SE DIVIERTAN, INEXISTENTES LECTORES. CONFÍO ANDE EN LA PENÚLTIMA ROLA. SIGUE UNA PARA CORTARSE LAS VENAS. NOS LOS DEJÓ EL RECUERDO DE ANA ANOCHE.
Tras subsecuentes ríos que no embonan, hacemos la tierra milenaria en el transporte más a modo según el caso.
-Olvidé dónde está esto.
-¡Tú guías, burro! 
-¿Cuál siglo?
-Cago en dios contigo.
-Mejor voy a la cama otro rato. 
-¿Eh?
-Y no quites a Mr. Rockandrool. 
-¿Y yo?
-Da una vuelta por tu pueblo, que mucho te necesita.
-No me hables de esos cobardes.
-¡Buelo!
-Anda, sube otra vez. 
-Estoy exhausto. 
-Tírate aquí. 
-Nos quedan todavía veintidós días, uf.
-No seas dramático. 
-Quiero a mi Tic. 
-Llámala. 
-¿De nuevo?
-Hombre, P, tú por aquí. 
-Siempre. Evita informarle porque lo apeno. 
¿Quién carajo les dio la palabra?
-Nadie. Somos tus amos. 
-Vayan a tomar por culo los dos. ¡Ay!, ¡para, Belarmo!
-Jejeje.
-Cuida la boca.