sábado, 16 de marzo de 2019

La herida que siempre olvido

No soy un académico, insisto, o periodista o intelectual orgánico. Antiguo amigo de V y P -noción que incorporo y termina equivaliendo, creo, nietos, a populista revolucionario (Rusia siglo XIX, ¿recuerdan?)- a lo veleta voy aquí y allá y así recibo información. Me falta rigor, pues, y a cambio no estoy atado al culto de tales y cuales ideas en que la realidad debe caber sí o sí, jeje. 

Cito y cito los genocidios en Bosnia y Ruanda y estoy asqueado de escuchar cómo desaparecen y mutilan mexicanos. Al revisar exilios asisto a la Guerra Civil española, Alemania durante el nazismo y Sudamérica sufriendo golpes militares, y si quiero ejemplicar más infamias ando entre cruzados medievales. De mis hermanos por excelencia, ni palabra, aunque cada poco escucho al líder natural de los que migran y durante los años setenta y ochenta llovían invitaciones para acompañarlos en sus luchas y nuestra casa les servía de eventual refugio. 
Ayer los recordó una entrevista que dibuja al hoy enviado especial estadounidense a Venezuela, de largo historial. 
"En el caso de Guatemala, Abrams y el Gobierno de Reagan estaban aprobando el envío de armas, dinero, inteligencia y la provisión de cobertura política al Ejército de Guatemala mientras este estaba arrasando las zonas mayas de las montañas del noroeste, borrando de la faz de la tierra 662 pueblos, según cifras del propio Ejército, decapitando niños, crucificando personas, usando las tácticas que ahora asociamos con el ISIS.
"En un caso particular, en 1985, una activista que trabajaba con familiares de personas desaparecidas, llamada Rosario Godoy, fue secuestrada por el ejército. Ella fue violada y su cuerpo mutilado fue encontrado junto al de su bebé. Las uñas del bebé habían sido arrancadas. Cuando se le preguntó al Ejército guatemalteco acerca de esta atrocidad, dijo: ´¡Oh!, murieron en un accidente de tráfico´. Cuando se le preguntó a Elliott Abrams sobre este incidente, afirmó también que murieron en un accidente de tráfico (...)
"En el caso de El Salvador, luego de la masacre en El Mozote, donde un batallón entrenado por Estados Unidos masacró a más de 500 civiles, degollando a niños por el camino, Abrams tomó la iniciativa en negar que tal cosa hubiera sucedido. Y luego describió los resultados de las políticas del Gobierno de Reagan hacia El Salvador como un logro fabuloso. Lo dijo incluso después de que la Comisión de la Verdad de El Salvador emitiera un informe diciendo que más del 85% de las atrocidades habían sido cometidas por las fuerzas armadas y los escuadrones de la muerte, que tenían una práctica particular que consistía en cortar los genitales de sus víctimas, metérselos luego en la boca, y dejarlos a la vista de todos en los bordes de las carreteras de El Salvador."1
Y síganle con Honduras y Nicaragua.
-¿Por qué no pudimos levantar al país cuando parecía posible? -dice el salvadoreño Óscar Martínez. -Los adultos solo conocían un oficio, matar, y algunos de nuestros jóvenes huídos con sus padres a Estados Unidos aprendieron a vivir como en los guetos: extorsionando y asesinando. Vueltos Maras les bastó regresar al caldo de cultivo, hechos legión.
Entre 2003 y 2008 nacieron en esa "cintura americana" movimientos campesinos supranacionales que protestaban contra los anuncios sobre el Plan Puebla Panamá. Había allí un himno a la esperanza, cuya promesa incorporaba al México que justo entonces empezó a conocer lo peor del neoliberalismo y sus mafias criminales 
SIGUE

Continúan sin valer citas académicas.
1. Amy Goodman, "Allan Nairn: El enviado de Trump para Venezuela es un criminal de guerra y cómplice de genocidio", https://www.democracynow.org/es/2019/1/30/allan_nairn_trump_s_venezuela_envoy?fbclid=IwAR2E58oxbr1xjVlPIH4UdkRYNFzrMfY5Cp8N_TCLpaB9S6G977dgeFSNX9E