jueves, 24 de enero de 2019

1986, digamos, y AMLO 2019

¿El principio del fin, debió llamarse el capítulo que mi trabajo dedicaba a la crisis ochentera?
Sin exageración, para los pelos de punta observar cómo para las clases populares desciende el nivel real ingresos, el grado de escolaridad de sus miembros, la cobertura y calidad de los hospitales públicos destinados a ellas; su incorporación a la cultura escrita, que es un instrumento central en la conquista de oportunidades…

De 1983 a 1988, en la cima del crecimiento poblacional, el presupuesto para la educación desciende en casi 30% y el de la salud en más de 23%. A finales de la década, el promedio del consumo de calorías apenas alcanza la mitad del recomendado por los organismos internacionales, y el de leche y sus derivados cayó en un 50%. Tan sólo de 1981 a 1984, el costo de la canasta básica se duplica, en relación a los ingresos[1].

Cosas que se diría sin trascendencia, obran de modo muy poderoso en contra del presente y el futuro de los sectores populares. Como la caída sin precedentes en la producción de historietas, fotonovelas, revistas de difusión muy simple del conocimiento, con las que el pueblo encontraba un relativo alivio al analfabetismo funcional, según se llama a ese aprendizaje de las letras y los números que sirve apenas para cumplir las demandas a la fuerza de trabajo en la industria, el comercio, el transporte, etc.

Algo similar puede afirmarse de la falta de acceso que pronto sucederá, a la revolución traída por las computadoras y el Internet. Quedará reservada a un 20 ciento de l@s mexican@s, desplazando de sus puestos a cientos de miles de hombres y mujeres de las “clases bajas” y “medias bajas”, y dejando en un increíble rezago a los millones de jóvenes y niñ@s que dependen de ellos.

Y es así justo cuando hacia 1980, por el encuentro de grandes yacimientos de petróleo y el aumento en los precios de éste, el presidente de la república en turno, con una sonrisa de oreja a oreja, anunciaba a la república que debíamos prepararnos para administrar la riqueza.

A partir de este momento, cada vez más se convierte en infructuoso lo invertido durante años y con enormes esfuerzos por esas familias del pueblo. Han hecho cuanto pudieron para que quienes están en el mercado laboral dominen un oficio y para que los hijos cuenten con una educación muy superior a la de los padres. Y de súbito los esperados pasos hacia delante, se vuelven en pasos hacia tras. Quedan pues condenadas cada vez más a la dependencia, ensanchando el abismo con los grupos privilegiados.

Entretanto aparecen en el país las primicias del modelo neoliberal, que se acompaña por una revolución tecnológica cuyas dimensiones recuerdan a la que acompaño el surgimiento del capitalismo. 

Ello significa el inicio de un reacomodo en las ramas industriales, demandando la extraordinaria reducción de algunas, como las del hierro y el acero, la reconversión de otras, del tipo de los electrodomésticos, y el surgimiento de nuevas, en particular las vinculadas de forma directa a la electrónica y la informática.

Significa también nuevas relaciones laborales, que reintroducen la flexibilización de la fuerza de trabajo.

En 1986 se acude al cierre de una fábrica cada tercer día, con la pérdida de la fuente de trabajo directa de 120 mil obreros y obreras, y la indirecta de otros 900 mil, y a la afectación de contratos colectivos y, para cuando menos 50 mil de trabajador@s, marchas atrás en su lugar dentro de las empresas. Un ejemplo trágico es Ciudad Sahagún, Hidalgo, que una periodista ve caminar “rápidamente a la idea de pueblo fantasma”, pues de la planta laboral de 31 mil compañeros, en 1981, se pasó a sólo ocho mil[2].

De una inusitada manera, en un régimen que había puesto especial énfasis en el la creación de puestos de trabajo, la tasa de desempleo alcanza a la quinta parte la población económicamente activa. Eso, sin tomar en cuenta el subempleo y autoempleo, que en adelante serán un rasgo distintivo de la economía nacional, en un aumento sin pausa.

Las puertas para que el proceso se desenvuelva con los menores conflictos posibles, la despejaron en la segunda mitad de los 1970s las reformas procesales a la Ley Federal del Trabajo (LFT), que de ese modo pierde su única parte noble, concebida a fin de apuntalar al aparato corporativo: la garantía a los y las trabajadoras de que pueden acceder a mejoras, si luchan por ellas o dejan que los sindicatos oficiales las obtengan a su nombre, mediante el sistema de balanzas en el cual descansa el régimen.

El artículo 919 de la LFT determina ahora que los patrones pueden aumentar o disminuir personal, la jornada, la semana de trabajo, los salarios”, etcétera, Con ello también los charros empiezan a sufrir y profundizan su espíritu mafioso, que a la larga se traducirá en casi sólo contratos de protección.

¿Cómo se modifica entonces el mapa recogido en los censos? En él había unos 118 mil establecimientos de la industria de la transformación, de los cuales alrededor de 106 mil pertenecían a la pequeña industria, cerca de 5,500 a la mediana industria, y apenas 412 (el 0.3%) a la gran industria?[3]
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Treinta años después se produce la huelga parcial maquilera en Matamoros. Esta en curso cuando escribo e inicia por un decreto de AMLO para aumentar al doble el salario mínimo fronterizo norteño. ¿Intenta disuadir a nuestros paísanos que crucen a Estados Unidos? ¿Fue tratado con Trump y se vincula con los proyectos gubernamentales para el sur-sureste, cuyo proposito es reeditar el fracasado Plan Puebla Panama?
¿Cúanto realmente están en movimiento las y los trabajadores tamaulipecos? Pasan diez días y no logro saberlo, pues apenas ayer la huelga fue reportado por los diarios como gran acontecimiento que inicia y los sindicatos independientes no dicen nada sobre ella. Más todavía: otro periódico cabecea: "La huelga se termina en 12 de las 44 maquiladoras en paro", ¡tras negociar con el mísmisimo Sindicato de Jornaleros y Obreros Industriales y de la Industria Maquiladora (SJOIIM)!, creado para controlar al gremio.

Alguien cercano fue a Matamoros representando a una pequeña organización de izquierda, envía inciertos comentarios públicos y así sus contrapartes en otros países detienen la campaña que comenzaron por todo lo alto.  


[1] Esta serie de datos provienen de Frente Auténtico del Trabaja. Allies across the border, el mencionado libro de Dale Hathaway, en el capítulo que titula "In the Era of Crisis".
[2] El artículo se llama "Los Saldos de la Modernización Industrial", y fue publicado por Sara Lovera en el número 57 de la revista La Modernización en PEMEX, de enero-febrero de 1987.
[3] Página 6 de la ponencia "La política de relaciones y alianzas", que forma parte de los documentos del VI Congreso del FAT.
Cito para trabajadorxs y no para académicos.