viernes, 25 de enero de 2019

¿Nuevo mundo?

-No, no soltaré mis estupideces, abuelo.
-¡Carrujos a mí, para metérselos a este en salva sea la puerta!
-Bueno, haré ridículo.
Érase que se era Nicolás Maduro dando una conferencia inusitada, según yo. Tan tranquilo como si al régimen venezolano le quedaran los mil años previstos por Chávez, espetole a Trump un Cuidado, no sigas metiéndote con nosotros, pues el único sólo aquí puedes ser tú.
Puso a China como ejemplo mundial, reiteró el apoyo ruso y sobre todo, quizás, vaticinó la muerte política de Trump, haciendo múltiples guiños al pueblo estadounidense.
Para ese momento una joven devota de Martin Luther King Jr., Michelle Alexander, volvía como inesperadamente a denunciar a Israel por los destrozos en Medio Oriente. 
La respuesta del conservadurismo USA fue muy agresiva. Tal vez empieza a temer al nuevo socialismo nacional, que prolifera y permite a Bernie Sanders promover un Frente Progresista Internacional. 
-Termina.
-¡No, Belarmo!
-¡Anda!
-Está bien:
Con suerte, Venezuela será el punto de quiebre planetario.
Don Robert -Fisk, por supuesto- écheme una mano para entender.    

jueves, 24 de enero de 2019

1986, digamos, y AMLO 2019

¿El principio del fin, debió llamarse el capítulo que mi trabajo dedicaba a la crisis ochentera?
Sin exageración, para los pelos de punta observar cómo para las clases populares desciende el nivel real ingresos, el grado de escolaridad de sus miembros, la cobertura y calidad de los hospitales públicos destinados a ellas; su incorporación a la cultura escrita, que es un instrumento central en la conquista de oportunidades…

De 1983 a 1988, en la cima del crecimiento poblacional, el presupuesto para la educación desciende en casi 30% y el de la salud en más de 23%. A finales de la década, el promedio del consumo de calorías apenas alcanza la mitad del recomendado por los organismos internacionales, y el de leche y sus derivados cayó en un 50%. Tan sólo de 1981 a 1984, el costo de la canasta básica se duplica, en relación a los ingresos[1].

Cosas que se diría sin trascendencia, obran de modo muy poderoso en contra del presente y el futuro de los sectores populares. Como la caída sin precedentes en la producción de historietas, fotonovelas, revistas de difusión muy simple del conocimiento, con las que el pueblo encontraba un relativo alivio al analfabetismo funcional, según se llama a ese aprendizaje de las letras y los números que sirve apenas para cumplir las demandas a la fuerza de trabajo en la industria, el comercio, el transporte, etc.

Algo similar puede afirmarse de la falta de acceso que pronto sucederá, a la revolución traída por las computadoras y el Internet. Quedará reservada a un 20 ciento de l@s mexican@s, desplazando de sus puestos a cientos de miles de hombres y mujeres de las “clases bajas” y “medias bajas”, y dejando en un increíble rezago a los millones de jóvenes y niñ@s que dependen de ellos.

Y es así justo cuando hacia 1980, por el encuentro de grandes yacimientos de petróleo y el aumento en los precios de éste, el presidente de la república en turno, con una sonrisa de oreja a oreja, anunciaba a la república que debíamos prepararnos para administrar la riqueza.

A partir de este momento, cada vez más se convierte en infructuoso lo invertido durante años y con enormes esfuerzos por esas familias del pueblo. Han hecho cuanto pudieron para que quienes están en el mercado laboral dominen un oficio y para que los hijos cuenten con una educación muy superior a la de los padres. Y de súbito los esperados pasos hacia delante, se vuelven en pasos hacia tras. Quedan pues condenadas cada vez más a la dependencia, ensanchando el abismo con los grupos privilegiados.

Entretanto aparecen en el país las primicias del modelo neoliberal, que se acompaña por una revolución tecnológica cuyas dimensiones recuerdan a la que acompaño el surgimiento del capitalismo. 

Ello significa el inicio de un reacomodo en las ramas industriales, demandando la extraordinaria reducción de algunas, como las del hierro y el acero, la reconversión de otras, del tipo de los electrodomésticos, y el surgimiento de nuevas, en particular las vinculadas de forma directa a la electrónica y la informática.

Significa también nuevas relaciones laborales, que reintroducen la flexibilización de la fuerza de trabajo.

En 1986 se acude al cierre de una fábrica cada tercer día, con la pérdida de la fuente de trabajo directa de 120 mil obreros y obreras, y la indirecta de otros 900 mil, y a la afectación de contratos colectivos y, para cuando menos 50 mil de trabajador@s, marchas atrás en su lugar dentro de las empresas. Un ejemplo trágico es Ciudad Sahagún, Hidalgo, que una periodista ve caminar “rápidamente a la idea de pueblo fantasma”, pues de la planta laboral de 31 mil compañeros, en 1981, se pasó a sólo ocho mil[2].

De una inusitada manera, en un régimen que había puesto especial énfasis en el la creación de puestos de trabajo, la tasa de desempleo alcanza a la quinta parte la población económicamente activa. Eso, sin tomar en cuenta el subempleo y autoempleo, que en adelante serán un rasgo distintivo de la economía nacional, en un aumento sin pausa.

Las puertas para que el proceso se desenvuelva con los menores conflictos posibles, la despejaron en la segunda mitad de los 1970s las reformas procesales a la Ley Federal del Trabajo (LFT), que de ese modo pierde su única parte noble, concebida a fin de apuntalar al aparato corporativo: la garantía a los y las trabajadoras de que pueden acceder a mejoras, si luchan por ellas o dejan que los sindicatos oficiales las obtengan a su nombre, mediante el sistema de balanzas en el cual descansa el régimen.

El artículo 919 de la LFT determina ahora que los patrones pueden aumentar o disminuir personal, la jornada, la semana de trabajo, los salarios”, etcétera, Con ello también los charros empiezan a sufrir y profundizan su espíritu mafioso, que a la larga se traducirá en casi sólo contratos de protección.

¿Cómo se modifica entonces el mapa recogido en los censos? En él había unos 118 mil establecimientos de la industria de la transformación, de los cuales alrededor de 106 mil pertenecían a la pequeña industria, cerca de 5,500 a la mediana industria, y apenas 412 (el 0.3%) a la gran industria?[3]
-0-
Treinta años después se produce la huelga parcial maquilera en Matamoros. Esta en curso cuando escribo e inicia por un decreto de AMLO para aumentar al doble el salario mínimo fronterizo norteño. ¿Intenta disuadir a nuestros paísanos que crucen a Estados Unidos? ¿Fue tratado con Trump y se vincula con los proyectos gubernamentales para el sur-sureste, cuyo proposito es reeditar el fracasado Plan Puebla Panama?
¿Cúanto realmente están en movimiento las y los trabajadores tamaulipecos? Pasan diez días y no logro saberlo, pues apenas ayer la huelga fue reportado por los diarios como gran acontecimiento que inicia y los sindicatos independientes no dicen nada sobre ella. Más todavía: otro periódico cabecea: "La huelga se termina en 12 de las 44 maquiladoras en paro", ¡tras negociar con el mísmisimo Sindicato de Jornaleros y Obreros Industriales y de la Industria Maquiladora (SJOIIM)!, creado para controlar al gremio.

Alguien cercano fue a Matamoros representando a una pequeña organización de izquierda, envía inciertos comentarios públicos y así sus contrapartes en otros países detienen la campaña que comenzaron por todo lo alto.  


[1] Esta serie de datos provienen de Frente Auténtico del Trabaja. Allies across the border, el mencionado libro de Dale Hathaway, en el capítulo que titula "In the Era of Crisis".
[2] El artículo se llama "Los Saldos de la Modernización Industrial", y fue publicado por Sara Lovera en el número 57 de la revista La Modernización en PEMEX, de enero-febrero de 1987.
[3] Página 6 de la ponencia "La política de relaciones y alianzas", que forma parte de los documentos del VI Congreso del FAT.
Cito para trabajadorxs y no para académicos. 

miércoles, 23 de enero de 2019

Dilemas

"Si un árbol cae en un bosque y nadie está cerca para oírlo, ¿hace algún sonido?", habría que preguntarle al autista yo, quien cree no existe sino lo por él percibido y como veo cedros, oyameles, pinos, uno por uno, y pierdo la sierra, ustedes, nietos, ateniéndose a mí, del México 2019 sabrán nada cuando crezcan.
Últimamente ya ni a las grandes noticias atiendo hasta que ellas me obligan."Familias prefieren meterse al huachicoleo que ser peones agrícolas" titula un diario. “Ganan 500 pesos como halcones (vigilantes) en el huachicol y 250 o 300, como ayudantes en el campo, pues prefieren el dinero fácil”, puede leerse después. Los escenarios son los mismos que presenciaron "la guerra contra el gasolinazo", cuya crónica empecé dos años atrás, como premonición (Cronicar). 
Nada exhibe tanto nuestras pústulas nacionales.
Mientras, al noreste se produce el mayor acontecimiento fabril en décadas: "Unos 30 mil trabajadores de 42 maquilas de Matamoros comenzaron ayer un movimiento de huelga". La esperanza renace, pues, donde nadie lo creería tras que inició eso llamado "guerra contra el narco".
Todavía en 2004 escribí:
“Ahora todo ocurre tan rápidamente que no puedo seguir el ritmo (…) Cierras los ojos un momento, o te das vuelta para mirar a otra parte, y aquello que tenías delante ha desaparecido.”
La novela de Paul Auster vino a la cabeza de uno al inicio de la reunión anual de la Coalición Pro Justicia en las Maquiladoras. Y con la novela un libro de ensayos de Martin Berman: “Todo lo sólido se desvanece en el aire”.
La novela y el libro se escribieron en los 1980, durante los inicios del proceso mundial que trajo a México, ya en cascada, las plantas a las que buenos motivos se les niega el nombre de fábricas y cuya tardanza en aparecer a la vista inquietaba ahora, en el paseo que nos daban en un camión y un microbús.
Era el tercer día de descubrir un mundo en el cual se revela descarnadamente lo que mueve al mío. Pareciera tenerse tan poco en común con la vida cotidiana de estas mujeres, sobre todo, y de estos hombres, como las de ell@s entre sí: trabajador@s de las maquiladoras del norte, oaxaqueñ@s y chiapanec@s que apenas empiezan a toparse con ellas, y activistas sindicales, religiosos y de causas ciudadanas de Estados Unidos, Canadá, Honduras, República Dominicana, Holanda, Corea…
Poco tengo que ver en apariencia, pero se diría que mis quejas de todos los días, las de mi hijo mayor y los amigos, las que escucho o presumo en el Metro o en la calle de la ciudad monstruo de donde vengo, aquí anuncian sin dudas, y no sólo sospechan a lo vago, un destino sobrecogedor. Por eso la novela de Auster me anda por la cabeza con sus visiones de futuro en las cuales el presente se proyecta y se revela.
Desde el camión y el microbús que nos llevan a la visita al parque industrial, las extraordinariamente dispersas orillas de Río Bravo, Tamaulipas, improvisada como ciudad justo durante las últimas dos décadas, quedaron unos diez kilómetros atrás y no topamos sino la pobre hierba tropical que permiten los arenales de la región. El llano tiene un aire no de campo sino de lote baldío, que reconoce cualquiera que haya nacido en las afueras de una urbe, enfebrecida por crecer. Un lote baldío inmenso.
Por una interesante serie de motivos, las zonas fabriles se levantan siempre en lugares retirados, pero esto es un exceso inexplicable incluso considerando la presencia de Reynosa, la ciudad contigua. ¿Por qué aquí las colonias obreras no crecen cerca de las plantas, si de seguro nadie espera fraccionar para gente de mayores recursos estas tierras flacas? ¿Hubo quienes creyeron en una proliferación sin fin de las “golondrinas”, como pronto llamaron a las maquilas?¿O fueron las protestas de los primeros años por sus efectos sobre las comunidades, las que crearon este colchón?
La Coalición tiene sus orígenes en una reunión celebrada en 1989, que resultaba de la angustia y de un una cierta dosis de ingenuidad: la libertad irrestricta del capital, de la cual eran producto los acuerdos comerciales que conducirían a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), podía frenarse. Las fuerzas que se reunirían para ello no eran despreciables: las dos mayores centrales sindicales, grupos ecologistas y comunidades de numerosas las Iglesias cristianas, algunas con acciones en empresas trasnacionales. Todos ellos de los Estados Unidos. De México asistían trabajador@s de las maquilas, a solas o en pequeñas organizaciones 
Para entonces General Motors, Johnson and Johnson, ITT, Dupont, Azarco, General Eletric y otras muchas corporaciones habían montado plantas a lo largo de la frontera mexicana. Decenas de miles de empleos se perdían en Detroit, Chicago, etc., y poblaciones de la franja próxima al norte del Bravo conocían lo que se calificaba de epidemias de enfermedades degenerativas relacionadas con tóxicos.
En Brownsville se seguía con alarma la forma en que en Matamaros, a tiro de piedra, la llamada Hilera Química arrojaba a las corrientes de agua cantidades de xileno que rebasaban 53 mil veces las normas ambientales, y el pentaclorofenol, un célebre cancerígeno, andaba libre por el viento. Al cabo de dos años en la población texana se registraban 36 casos de niñ@s que nacían con cerebros incompletos, y los abortos indeseados advertían convertirse en tema de todos los días.
Allí mismo y en otras ciudades de Texas, de Nuevo México, Arizona y California, los centros maquileros de Nuevo Laredo, Ciudad Juárez, Nogales, Tijuana y demás, las emisiones del propio xileno, de petroleum, de naftalina, metileno, etilbenzeno, cromo, plomo… alcanzaban proporciones de hasta 250 mil veces por encima de los estándares aprobados, y aumentaban los enfermos de lupus, leucemia y otros cánceres.
Si las organizaciones de los Estados Unidos representadas en la Coalición que se formalizaría en 1991, aspiraban a detener el pandemonium que daba la impresión de presagiarse, debían actuar más allá de la frontera, donde por lo obvio la historia se repetía geométricamente, de modo que, por ejemplo, los recién nacidos con anacefalia en Mamamoros, Nuevo Laredo y su entorno no eran 36, como en Browsville, sino justo diez tantos más: 360.
En esa misma zona de Tamaulipas cientos de miles de personas, en buena parte llegadas del centro y el sur de México, vivían condiciones que en la gigantesca capital del país sólo quienes habitaban en las proximidades de los tiraderos de basura podían imaginar: ríos y arroyos que traían muerte, lodazales que no había modo de evitar y que producían un rosario de enfermedades, y una miseria detenida un momento antes de estrangular únicamente porque a cambio del magro alimento y las casuchas de cartón y lámina, se dejaban cachos de manos, brazos, pulmones, y se contribuía a un régimen en el cual años después Ciudad Juárez descubriría la intimidad del mundo de mujeres alentado por las maquilas: unas 400 jóvenes violadas, torturadas y asesinadas, y decenas de miles objeto de acoso sexual, cumpliendo en un número significativo el papel de madres solteras.
Las imágenes de la novela que poco antes, en 1987, Paul Auster publicaba, parecían una fantasía del horror: “cada día se produce un cataclismo”, “hay personas tan delgadas que a veces se las lleva el viento”, hay clandestinas carnicerías humanas y sectas llamadas de “los perros” o de “las serpientes”, según la forma de vivir a rastras, sin levantarse jamás, confiando en redimir así el pecado y detener la desgracia.
Pero el país detrás de estas imágenes resultaba familiar para la época: seres humanos trabajando a comisión como pepenadotes de desperdicios, por ejemplo, que por las noches espantaban el frío cubriéndose con periódicos en edificios semiderruidos, parques y estaciones de Metro.
En todo caso, ¿era menos absurda la historia de Tere, quien nos guiaba en el paseo al parque industrial, inutilizada del túnel carpiano de la mano derecha y de los tendones del brazo y el hombro del mismo lado, por quitar rebabas a cilindros para helicópteros militares en un movimiento repetido 870 veces por hora?  
El parque industrial aparece al fin, y con su vista vuelan las animadas propuestas de los chiapanecos y la animada memoria de uno sobre las luchas fabriles en los 1970, en torno a manifestaciones, reparto de volantes, reuniones semisecretas en la esquina y demás.
Rodeado de nada, con una sólo acceso para vehículos vigilado por policías industriales, aquello es una virtual zona franca. 
La huelga que se produce en 2019, necesariamente resulta de un largo trabajo organizativo y desafía eso incalculable quince años atrás, pues no hay región más castigada por el crimen organizado y las fuerzas y funcionarios públicos y empresarios involucrados con él. Ni siquiera esas fantasmagóricas plantas golondrina sabían antes lo que vendría. ¿O sí? ¿Ya capitalismo del fin del mundo, abrían camino al régimen cleptocrático?
Para 2010 hice El corrido de los tercos, que conmemoraba cincuenta años del Frente Auténtico del Trabajo. Su resumen sobre este tema lénalo en información en 1986, digamos, y AMLO 2019. Iniciaba así: 
En el año 2000 Dale Hartheway, un hermano sindicalista de los Estados Unidos, escribió: “Los corridos mexicanos cantan al dolor y al orgullo, al gran amor, el gran valor, las grandes traiciones y los grandes sufrimientos. Y en su voluntad de contar la historia de la gente común, que ríe a través de sus lágrimas, es un testimonio de la determinación del pueblo para que lo más importante –sus sueños, su dignidad- sobreviva”[1].
Las luchas de los trabajadores y las trabajadoras de México son como eso: un corrido que se canta hace mucho y se renueva cada día, entre las mayores carencias y los más brutales abusos del poder. Un corrido, sí, en el que como bien sabe Alfredo Domínguez, “avanzas, peleas, ganas, retrocedes, avanzas, peleas, ganas, retrocedes”, una y otra vez.
¿Al final para qué? Para construir un sueño, al que desde siglos atrás se le llama utopía. Es el sueño de una sociedad justa, democrática, solidaria.
Uno mira al país de hoy y pareciera que años y años de huelgas, tomas de tierras en el campo y en la ciudad, enfrentamientos con fuerzas públicas, organización y más organización, sirvieron para nada. Que se acabó el corrido, que se acabó la utopía. Que cada vez más los de siempre –grandes empresarios, políticos corruptos, jueces vendidos al mejor postor- todo lo silencian y controlan.
Pero no es cierto. El corrido sigue, la utopía continúa, las más de las veces calladamente, construyéndose tan poco a poco como cuanto hace el pueblo y cuanto merece la pena. Ahí andan los sueños, que no sólo están en la cabeza, que van cobrando forma y no pararán.

No se trata de palabras. Basta recorrer la república acercándose a los militantes del Frente Auténtico del Trabajo (FAT), a sus organizaciones y a los movimientos que representan o asesoran, para certificar que quienes dieron grandes contiendas en el último medio siglo, aunque se les creyera derrotados para siempre, no se detuvieron nunca.

¿Realmente nada paró? Sí: la lucha fabril y con ella, claro, en nuestras plantas golondrina, vueltas el sector industrial con mucho más dinámico a lo largo ya de todo México. Ahora brotan como erisipela sobre todo entre Querétaro y La Piedad, pleno Bajío, pues, única zona donde la derecha gano electoralmente el primero de septiembre. ¿Sorprende que tales tierras estén hoy al frente en tasas de asesinados?
Volviendo a Matamoros, no fue la combatividad obrera quien empezó confrontando a sus patronales y "sindicatos fantasma": "Emplazadas a huelga desde el viernes, de las 45 maquiladoras que tienen contrato con el Sindicato de Jornaleros y Obreros Industriales de la Industria Maquiladora en Matamoros (Sjoiim), 20 enfrentan paros en sus líneas de producción, lo que ha dejado en 10 días pérdidas de 100 millones de dólares, según estimaciones de la Asociación de Maquiladoras de Matamoros."
¿Pervivieron núcleos organizativos entre las y los trabajadores? No pareciera. 
En cualquier caso, la Secretaría del Trabajo federal calla protegiendo el decreto presidencial, seguramente atónita. 
"El aumento del salario mínimo en la frontera, de 88.36 pesos a 176.72, luego del decreto presidencial firmado por Andrés Manuel López Obrador, no ha generado hasta ahora un beneficio para los obreros que laboran en las maquiladoras de esta ciudad y, por lo contrario, los patrones han comenzado a escamotearles prestaciones sindicales históricamente ganadas" y amagan: "la Confederación Patronal de la República Mexicana local, advirtió que las maquiladoras están listas para llevarse su inversión a otras regiones del país antes de aceptar las peticiones."
A primera vista, entonces, tiene razón el viejo ideólogo campesinista hoy de Morena: no será el movimiento social quien principie la protesta, sino nuestra derecha.   

[1] Del recién citado libro de Hathaway Allies across…pág. VIII.

domingo, 20 de enero de 2019

Finalmente, gracias, Tú

Uy, esto debió ir en Última función, jeje.

Al final, gracias, Tú, quien quiera que fuera ese apasionante personaje al cual encontré por azar. 
Hago el chequeo de existencias en mi miscelánea y se agotó la provisión dedicada a ti en viñetas e imaginaciones. Nadie entraba aquí cuando nos topamos y luego hasta letrero luminoso puse.
Agradezco haberme rejuvenecido a pesar tuyo. Buen viaje, digo muy en serio, con la estupenda estampa que creaste a conciencia.
¿Incluirías otra canción a tu repertorio, sin más mensaje personal que el coro último?
P.D. Disculpa que irrealizada te siga empleando para averiguaciones.   

Sentencias. maquilas y huachicoleros

Busco, también cómo contarles, nietos, y para variar lo primero aquí es lo último.
Un viejo con mochila al hombro siempre será buena noticia, dije al principio de este cuaderno y en otro veo a dos hermanitas limpiar mi casa para que la Inesperada venga por fin. Entonces, ¿cúal viaje? Pregunten a Madre Coraje o Impronunciable, a quien no veré más, así ande los lugares donde nos conocimos, o a nuestra revolución mundial, de la cual me despido a su vez, mientras aparentemente sigo persiguiéndola.
Está muriendo la Ella del departamento con Él, informé, y recién tuve un pequeño sangrado interno cuyo origen persigo. Entretanto, se produce la tragedia más reveladora.
¿Hacerse estudios cuando el país exhibe sus pústulas?
"Familias prefieren meterse al huachicoleo que ser peones agrícolas" titula un diario. “Ganan 500 pesos como halcones (vigilantes) en el huachicol y 250 o 300, como ayudantes en el campo, pues prefieren el dinero fácil”, puede leerse después. Los escenarios son los mismos que presenciaron "la guerra contra el gasolinazo", cuya crónica empecé dos años atrás, como premoción (Cronicar).
   

"Si un árbol cae en un bosque y nadie está cerca para oírlo, ¿hace algún sonido?", habría que preguntarle al autista yo, quien cree no existe sino lo por él percibido y como veo cedros, oyameles, pinos, uno por uno, y pierdo la sierra, ustedes, nietos, ateniéndose a mí, del México 2019 sabrán nada cuando crezcan.
Últimamente ya ni a las grandes noticias atiendo y según parece AMLO se lleva el gato al agua, sus congresistas son desastrosos y lo demás vaya a saberse, pregúntenle a los Malditos del dinero.
El movimiento social está en suspenso, quitando las maquilas fronterizas, que representan muchísimo, tengo por seguro desde 2003, cuando fui a visitarlas para confirmar los informes de sindicalistas durante una década atrás.
Busco entre mis notas, encuentro esto escrito mientras hacía un documental para la Coalición Trinaciónal Pro Justicia en las Maquila.

MAQUILAS, CORRECCIONES 
PARA EL CLIP DE INTRODUCCIÓN

Texto en imagen, con el que se empieza.

A fines de 1980 los acuerdos que conducirían al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, propician el vertiginoso crecimiento de maquiladoras en el lado mexicano de la frontera con Estados Unidos.

Las plantas pertenecen a grandes corporaciones y, sin regulación alguna, impactan terriblemente en las condiciones laborales de l@s trabajador@s, en el medio ambiente y en la vida de las comunidades a ambos lados del río Bravo.

1989-1990. Sindicatos, grupos religiosos y ecologistas de los Estados Unidos y un pequeño número de obreras y obreros mexicanos de las maquilas, se reúnen para discutir la necesidad de crear un organismo.

Dan forma además a normas de conducta que eviten la contaminación ambiental y que establezcan condiciones justas de empleo, de salud y seguridad laboral, y de responsabilidad de las empresas hacia las comunidades.

1991.

Surge la Coalición Pro Justicia en las Maquiladoras como organización transforteriza, y se trabaja en detener la firma del Tratado de Libre Comercio por la vía rápida. La indiferencia de los gobiernos de los dos países, la total falta de control sobre la forma de proceder de las corporaciones, y la corrupción de los sindicatos mexicanos, confirman que la lucha será larga y difícil.

1992. CJM produce el documental Stepan Quemical, denunciando la contaminación en una comunidad mexicana.

1994. La Coalición su primera queja por violación al derecho de asociación, dentro de los acuerdos paralelos por cooperación laboral, del TLC.  

(EN INGLÉS: CJM FILED A COMPLAINT UNDER THE SIDE AGREEMENTS FOR LABOR COPARTION UNDER NORTHE AMERICAN FREE TRADE AGREEMENT, NAFTA.)

Recibe, entre otros, el premio de la organización de derechos humanos Letelier-Moffitt Memorial y el premio a la paz de la Princeton Commuinity.

(EN INGLÉS: Letelier-Moffitt Memorial Human Rights Award, y Princeton Commuinity Peace Awards).
1996, La Coalición crea el cargo de Directora Ejecutiva y nombra para él a una extrabajadora de Sony en Matamoros. Da así un gran paso para animar la organización de las obreras y obreros de las maquilas.
Al mismo tiempo se suman organismo canadienses y la CJM se vuelve trinacional. Para entonces es creciente la participación de organizaciones laborales mexicanas.
1997. Se apoya a los trabajadores y trabajadores de Costume Trim, en Valle Hermoso, Tamaulipas. En el 2002 la empresa indemnizará con diez mil dólares a cada uno, sentando un precedente para la comunidad.
Paralelamente da principio la lucha de las obreras y obreros de Hang Young, en Tijuana, Baja California Norte, que reunirá en su apoyo a importantes organizaciones sindicales.
1998. La Coalición realiza su primer taller trinacional sobre salud y seguridad, con la ayuda de la Universidad de California en los Ángeles (EN INGLÉS: UCLA/LOSH).
Para entonces en Estados Unidos se la considera como una de las 120 organizaciones no gubernamentales más activas.
2000. Los trabajadores de DURO, en Río Bravo, Tamaulipas, inician su lucha, plantándose por diez meses en la plaza principal. Con la complicidad de las autoridades laborales, un sindicato corporativo les roba el recuento por la titularidad del Contrato Colectivo.
CJM presenta ante el organismo encargado de los acuerdos paralelos por cooperación laboral del TLC,el primer caso enfocado 100% a los problemas de seguridad en el trabajo, de las plantas de Auto Trim y Custome Trim.
2001.La importancia que adquieren las luchas en la maquila conduce a la firma de un acuerdo de solidaridad con la Unión Nacional de Trabajadores.
La Coalición recibe el premio Paradox, de la fundación TIDE, como la institución pionera en el trabajo transfronterizo.
La perspectiva de género ha sido incorporada al trabajo de la Coalición, y los integrantes de los tres países designan por primera vez a una representante de México para presidir su directiva.
2004. CJM apoya a las 1800 trabajadoras y trabajadores de LG, en Reynosa, Tamaulipas, cuando la empresa cambia de nombre para evadir el reconocimiento de antigüedades de más de 25 años.  
NUEVO TEXTO DE CARMEN JULIA
Con la llegada de la fecha para el recuento nos dimos cuenta de que la CROC trajo a sus golpeadores profesionales. No eran trabajadores, tenían aspecto de pandilleros. Venían con sus manoplas, sus palos… Vimos cómo entraba un carro con estos hombres, que sacaban armas y las metían a la empresa, un día antes de las elecciones…
Les daban un papel, los tomaban de un brazo y les decían: “Vota por este sindicato”. Los trabajadores sólo se nos quedaban viendo. Estaban totalmente aterrados.
¿Donde quedó el material filmado, Él?
Después hice esto:

“Ahora todo ocurre tan rápidamente que no puedo seguir el ritmo (…) Cierras los ojos un momento, o te das vuelta para mirar a otra parte, y aquello que tenías delante ha desaparecido.”
La novela de Paul Auster vino a la cabeza de uno al inicio de la reunión anual de la Coalición Pro Justicia en las Maquiladoras. Y con la novela un libro de ensayos de Martin Berman: “Todo lo sólido se desvanece en el aire”.
La novela y el libro se escribieron en los 1980, durante los inicios del proceso mundial que trajo a México, ya en cascada, las plantas a las que buenos motivos se les niega el nombre de fábricas y cuya tardanza en aparecer a la vista inquietaba ahora, en el paseo que nos daban en un camión y un microbús.
Era el tercer día de descubrir un mundo en el cual se revela descarnadamente lo que mueve al mío. Pareciera tenerse tan poco en común con la vida cotidiana de estas mujeres, sobre todo, y de estos hombres, como las de ell@s entre sí: trabajador@s de las maquiladoras del norte, oaxaqueñ@s y chiapanec@s que apenas empiezan a toparse con ellas, y activistas sindicales, religiosos y de causas ciudadanas de Estados Unidos, Canadá, Honduras, República Dominicana, Holanda, Corea…
Poco tengo que ver en apariencia, pero se diría que mis quejas de todos los días, las de mi hijo mayor y los amigos, las que escucho o presumo en el Metro o en la calle de la ciudad monstruo de donde vengo, aquí anuncian sin dudas, y no sólo sospechan a lo vago, un destino sobrecogedor. Por eso la novela de Auster me anda por la cabeza con sus visiones de futuro en las cuales el presente se proyecta y se revela.
Desde el camión y el microbús que nos llevan a la visita al parque industrial, las extraordinariamente dispersas orillas de Río Bravo, Tamaulipas, improvisada como ciudad justo durante las últimas dos décadas, quedaron unos diez kilómetros atrás y no topamos sino la pobre hierba tropical que permiten los arenales de la región. El llano tiene un aire no de campo sino de lote baldío, que reconoce cualquiera que haya nacido en las afueras de una urbe, enfebrecida por crecer. Un lote baldío inmenso.
Por una interesante serie de motivos, las zonas fabriles se levantan siempre en lugares retirados, pero esto es un exceso inexplicable incluso considerando la presencia de Reynosa, la ciudad contigua. ¿Por qué aquí las colonias obreras no crecen cerca de las plantas, si de seguro nadie espera fraccionar para gente de mayores recursos estas tierras flacas? ¿Hubo quienes creyeron en una proliferación sin fin de las “golondrinas”, como pronto llamaron a las maquilas?¿O fueron las protestas de los primeros años por sus efectos sobre las comunidades, las que crearon este colchón?
La Coalición tiene sus orígenes en una reunión celebrada en 1989, que resultaba de la angustia y de un una cierta dosis de ingenuidad: la libertad irrestricta del capital, de la cual eran producto los acuerdos comerciales que conducirían a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), podía frenarse. Las fuerzas que se reunirían para ello no eran despreciables: las dos mayores centrales sindicales, grupos ecologistas y comunidades de numerosas las Iglesias cristianas, algunas con acciones en empresas trasnacionales. Todos ellos de los Estados Unidos. De México asistían trabajador@s de las maquilas, a solas o en pequeñas organizaciones 
Para entonces General Motors, Johnson and Johnson, ITT, Dupont, Azarco, General Eletric y otras muchas corporaciones habían montado plantas a lo largo de la frontera mexicana. Decenas de miles de empleos se perdían en Detroit, Chicago, etc., y poblaciones de la franja próxima al norte del Bravo conocían lo que se calificaba de epidemias de enfermedades degenerativas relacionadas con tóxicos.
En Brownsville se seguía con alarma la forma en que en Matamaros, a tiro de piedra, la llamada Hilera Química arrojaba a las corrientes de agua cantidades de xileno que rebasaban 53 mil veces las normas ambientales, y el pentaclorofenol, un célebre cancerígeno, andaba libre por el viento. Al cabo de dos años en la población texana se registraban 36 casos de niñ@s que nacían con cerebros incompletos, y los abortos indeseados advertían convertirse en tema de todos los días.
Allí mismo y en otras ciudades de Texas, de Nuevo México, Arizona y California, los centros maquileros de Nuevo Laredo, Ciudad Juárez, Nogales, Tijuana y demás, las emisiones del propio xileno, de petroleum, de naftalina, metileno, etilbenzeno, cromo, plomo… alcanzaban proporciones de hasta 250 mil veces por encima de los estándares aprobados, y aumentaban los enfermos de lupus, leucemia y otros cánceres.
Si las organizaciones de los Estados Unidos representadas en la Coalición que se formalizaría en 1991, aspiraban a detener el pandemonium que daba la impresión de presagiarse, debían actuar más allá de la frontera, donde por lo obvio la historia se repetía geométricamente, de modo que, por ejemplo, los recién nacidos con anacefalia en Mamamoros, Nuevo Laredo y su entorno no eran 36, como en Browsville, sino justo diez tantos más: 360.
En esa misma zona de Tamaulipas cientos de miles de personas, en buena parte llegadas del centro y el sur de México, vivían condiciones que en la gigantesca capital del país sólo quienes habitaban en las proximidades de los tiraderos de basura podían imaginar: ríos y arroyos que traían muerte, lodazales que no había modo de evitar y que producían un rosario de enfermedades, y una miseria detenida un momento antes de estrangular únicamente porque a cambio del magro alimento y las casuchas de cartón y lámina, se dejaban cachos de manos, brazos, pulmones, y se contribuía a un régimen en el cual años después Ciudad Juárez descubriría la intimidad del mundo de mujeres alentado por las maquilas: unas 400 jóvenes violadas, torturadas y asesinadas, y decenas de miles objeto de acoso sexual, cumpliendo en un número significativo el papel de madres solteras.
Las imágenes de la novela que poco antes, en 1987, Paul Auster publicaba, parecían una fantasía del horror: “cada día se produce un cataclismo”, “hay personas tan delgadas que a veces se las lleva el viento”, hay clandestinas carnicerías humanas y sectas llamadas de “los perros” o de “las serpientes”, según la forma de vivir a rastras, sin levantarse jamás, confiando en redimir así el pecado y detener la desgracia.
Pero el país detrás de estas imágenes resultaba familiar para la época: seres humanos trabajando a comisión como pepenadotes de desperdicios, por ejemplo, que por las noches espantaban el frío cubriéndose con periódicos en edificios semiderruidos, parques y estaciones de Metro.
En todo caso, ¿era menos absurda la historia de Tere, quien nos guiaba en el paseo al parque industrial, inutilizada del túnel carpiano de la mano derecha y de los tendones del brazo y el hombro del mismo lado, por quitar rebabas a cilindros para helicópteros militares en un movimiento repetido 870 veces por hora?  
El parque industrial aparece al fin, y con su vista vuelan las animadas propuestas de los chiapanecos y la animada memoria de uno sobre las luchas fabriles en los 1970, en torno a manifestaciones, reparto de volantes, reuniones semisecretas en la esquina y demás.
Rodeado de nada, con una sólo acceso para vehículos vigilado por policías industriales, aquello es una virtual zona franca.   
EL VIDEO. EMPIEZA CON MARTA HABLANDO, LUEGO SE LA DESCRIBE (LA MUJER, MARTA OJEDA, HABLA DESDE EL VOLANTE DE SU AUTO por LA CARRETERA ENTRE RÍO BRAVO Y REYNOSA. MADURA, morena, fuerte, bajita, extraordinariamente ENÉRGICA TODO LO HACE ASÍ, sobre el camino, como si el tiempo la persiguiera o anduviera delante de ella provocándola.
En 2019 hay una secta que tiene el descaro de pedir apoyo económico para "dar luz" a las y los maquileros en su renancimiento. No saben cuánto trabajo militante hay invertido allí, oculto al llegar nuestra "guerra contra el narcotráfico", pretexto ideal para acallarla.
2019