jueves, 10 de marzo de 2022

El imperio y "Nosotros, el pueblo"

Ayer China condenó las sanciones económicas que EU y Europa imponen a Rusia, interpretándolas como "complot de reprimir simultáneamente" a ambas potencias, y Pakistan, quien en 1959 fundó la Organización para la Cooperación Islámica y "cuenta con el séptimo ejército más numeroso del mundo", con armas nucleares, suelta estas duras palabras contra el imperialismo occidental.

Según entiendo, los pakistaníes quieren dejar atrás su oscuro, reciente pasado, pero no sé bien a bien qué sucede allí, como en las propias Rusia y China. Me tiene sin cuidado de momento, porque nada deseo más que ver a Occidente morder el polvo, lidereado por una nación cuyas invasiones se enlistan aquí abajo. 

Un querido amigo español despotrica contra lo que percibe en mí: "De esa larga relación de países, las 3/4 partes no se pueden considerar técnicamente invasiones. Me asombra la defensa implícita de un dictador como Putin". Y se produce una discusión con otra amiga, ella mexicana: "uyyy, que fuerte. Se entiende que no le guste Putin, pero decir que 3/4 partes no pueden ser consideradas invasiones, pues 🙄 verdaderamente...(¿como es posible? Que triste, que injusto y que desigual?).....digamos que no es correcto. Además puede enojarse con Putin sin necesidad de lavarle la cara a Estados Unidos, porque eso sí está muy pero que muy difícil y por cierto, es innecesario." 

Mucho tiempo atrás Leo Huberman escribió Nosotros el pueblo, un notable esfuerzo por ver la historia de EU desde su gente desdeñada (https://kupdf.net/download/nosotros-el-pueblo_5ac7d8cfe2b6f5a5225be400_pdf). Con sus informes, hace década y media escribí esto:

...el sueño que jalonaba un movimiento humano raras veces contemplado por la historia. Entre 1770 y 1830 ocho millones de hombres y mujeres de la costa atlántica siguieron la caída del sol tras los Apalaches que el gobierno británico había impuesto como barrera a la colonización, hacia la asombrosamente pródiga cuenca del Mississippi y más allá, rumbo a las Rocallosas.

      La tierra, confundida, se conmovía con la avalancha humana, con su peso de carretas, caballos y embarcaciones cargados con todo lo imaginable y su brutal estrépito de hierro y madera, de disonantes voces de cerdos, reses, perros y gallinas. La prensa y las memorias de la época trataban de apresar en números la impresión del tumultuoso precipitarse atravesado por una fe en la que se creía reconocer las trompetas de plata de Moisés anunciando el reino de Israel:
      “En un mes, la villa de Robbstow vio pasar 236 carretas.” “Informes provenientes de Lancaster establecen que se contaron en una semana 100 familias que cruzaron la ciudad.” “Por Eaton pasaron 511 carretas con 3,066 personas en un mes.” En el mismo Muskingum de las mágicas semillas de calabaza, un probable conocido de los Taylor contabilizaba 50 carretas en un día, mientras los ríos se sembraban de pontones, lanchones y chatas.
      Era una historia de grandes esperanzas y sufrimientos. “Una familia compuesta por 8 miembros, en viaje de Maine a Indiana hizo a pie los más de 600 kilómetros a Eaton, Pennsylvania.” “Un herrero de Rhode Island, en pleno invierno cruzó Massachusetts rumbo a Albany (alrededor de 300 kilómetros). En un carrito iban algunas ropas, algunos alimentos y dos criaturas. Detrás marchaba pesadamente la madre, con un pequeñuelo en brazos y 7 niños más a su lado.” El diario de un observador daba cuenta de un par de embarcaciones improvisadas, amarradas una a otra, con cabañas construidas en lo alto, que transportaban a familias y granjas desmontadas con todos sus efectos, en una especie de hogar viajero sostenido por sus rutinas, cuyo símbolo era una anciana con anteojos que en una silla se entregaba a su tejido.
      Se instalaban en un lugar que parecía bueno, otros pasaban de largo dejando el rumor de nuevos y mejores lugares. Entonces los más arriesgados o los menos favorecidos tomaban de vuelta el camino. Eran tan frecuentes las mudanzas, que un futuro presidente aseguraba que a uno de sus vecinos todos los años en primavera las gallinas se le acercaban y cruzaban las patas, aguardando que las atara para el viaje.
      Un recuerdo éste, tocado por el mismo impulso de imaginación que hacía florecer con clavos a una barra de hierro y que sólo así era capaz de recoger los auténticos milagros de la aventura que en menos de medio siglo multiplicó por seis el territorio de las trece colonias primitivas. La aventura dejaba en la mentalidad del país una huella imborrable y consolidaba y definía a la democracia nativa. Así, privilegiando la anécdota, subrayando los rasgos excepcionales o caricaturescos de la realidad, vacilando entre un agrio y desenfadado humor y un gusto a Viejo Testamento, se construía una percepción del mundo, una memoria y un habla que contribuirían decisivamente al surgimiento de una religión, una conciencia y una literatura nacionales.
      Una larga serie de estereotipos estadounidenses estaba ya presente en el río de historias que desde el Oeste prosperaba entonces por el resto del país. En la anécdota, por ejemplo, del viajero que detenía su caballo donde el lodazal de un camino se volvía infranqueable y descubría un sombrero sobresaliendo del fango, que se agitaba. “Al viajero comenzó a helársele la sangre, pero juntó suficiente coraje para levantar el sombrero con su látigo de montar. ¡Cáspita! Debajo apareció la cabeza de un hombre, que se volvió hacia él y exclamó:
      “-¡Hola, forastero! ¿Quién le dijo que me hiciera saltar el sombrero?”
      Reponiéndose de la sorpresa el forastero se preparó a bajar del animal para ayudarlo, pero el otro lo contuvo:
      -”¡Oh, no se preocupe usted! Verdad es que estoy en un aprieto, pero tengo debajo mío un excelente caballo, que me ha hecho atravesar sobre su lomo más de un sitio peor que éste. Nos las arreglaremos.”
      Se necesitaba en verdad humor, capacidad de sacrificio y decisión para emprender una tarea que, por lo demás, para muchos era una especie de obligación. “Consideremos el caso de los desheredados, sin una hilacha de su propiedad, deslomándose en el trabajo y no obstante siempre con el fantasma de la cárcel de los deudores ante su vista: ¿cómo reaccionarían esos hombres frente a la posibilidad de recomenzar en una nueva región.” O a un labrador que roturaba la tierra hasta agotarla o que “desde el primer día tuvo que luchar con un suelo pobre o pedregoso”, para quienes la promesa de América no se había cumplido o sólo en términos miserables.
      Eran seres humanos que tras las flechas de los indios encontraban a las de los mucho más peligrosos bancos, que cada poco amenazaban aumentar los intereses o expropiar las tierras adquiridas a los grandes concesionarios del Estado. La avanzada de los colonos entre el Muskingum y el Ohio, pongamos por caso, había sido precedida por la compra de derechos sobre 600 mil hectáreas, de parte de una compañía dirigida por un general y un reverendo, a la ganga de 20 centavos por hectárea. Para el colono los dos dólares o el dólar y cuarto al cual se redujo luego el precio -de seis a diez tantos de ganancia, pues, para los especuladores- en principio podrían parecer más que razonables, pensando en las virtudes de suelos, climas y aguas a tal punto de veras anchos, favorables y abundantes que frecuentemente permitían sembrar sin haber roturado y que entregaban dos cosechas por año.
      Pero para hacerse del lote tipo, de 640 acres, la absoluta mayoría debía recurrir al crédito de las instituciones del Este, que medraban tan a gusto como los concesionarios. Dos o tres letras se acumulaban y los colonos recibían los anuncios de lanzamiento, que los incitaban a la revuelta. Así había sido desde muy pronto, en presagios de auténticos conflictos de clase. Comenzaba la gran empresa cuando en 1786 multitudes de granjeros, dirigidos por un capitán retirado, llevaron su coraje hasta amagar con el asalto a un arsenal y no desistir de entrar a la mismísima Boston sino porque milicias de honrados ciudadanos los forzaron a retirarse a los bosques y rendirse, mientras la caballería formada por probos e iracundos estudiantes “sembraba el terror entre las familias campesinas”. Revueltas que si entonces y más tarde no llegaban a extremos era por la alternativa de marcharse y recomenzar, hacia el prometedor horizonte.

Entretanto, millones de esclavos negros y descendiente suyos sufrían hasta lo indecible y éstos siguen hoy viviendo un virtual apartheid, reflejado en la icónica figura de George Floyd.

Amigo español a quien cité: El régimen estadounidense empezó a tocar fondo con Trump y sus milicias -pues eso son- asaltando el Capitolio, y los demócratas que le ganaron electoralmente solo gracias al movimiento social se exhiben hoy, cuando menos en sus mayoritarios políticos, como los más fieles representantes del establishment profundo que sostiene al imperio, que benefició a Inglaterra y la Unión Europea supeditándolos. 

Dios coja confesados a España, furgón de cola con Portugal y otros, a partir de aquí. Ni modo, bien disfrutaron la alianza. Paguen en 2022 y adelante, mientras Bolivia, Chile, Colombia y Brasil en breve, etcétera, incluidas la 4T mexicana, Black Lifes Matter y comunidades latinas californianas, continúan empeñándose en una segunda independencia. 

Gracias, Santa Utopía, por darle una esperanza a América y el mundo.      

Países que Estados Unidos ha invadido:
En América
1775-1776: Canadá
1798-1800: Mar Caribe
1831: Argentina
1846-1848: México
1852-1853: Argentina
1853: Nicaragua
1854: Nicaragua
1855: Uruguay
1856: Nueva Granada
1858: Uruguay
1859: Paraguay
1868: Uruguay
1891: Chile
1894: Nicaragua
1898-1902: Cuba, Puerto Rico
1914: México
1915: Haití
1916: República Dominicana
1917: México
1926: Nicaragua
1954: Guatemala
1964: Panamá
1965: República Dominicana
1967-1969: Guatemala
1983: Granada
1989: Panamá
1994: Haití
2004: Haití
En otros continentes
1801-1805: África del Norte
1815: África del Norte
1853-1854: Japón
1859: China
1860: Angola
1893: Hawái
1900: China
1945-1946: China
1950-1953: Corea
1964-1965: Indonesia
1959-1975: Vietnam
1983: Líbano
1986: Libia
1990-1991: Guerra del Golfo
1993-1994: Somalia
1995: Bosnia y Herzegovina
1998: Sudán
1998: Afganistán
1999: Yugoslavia
2001- 2021: Afganistán
2002: Filipinas
2003-2011: Irak
2007: Somalia
2011: Libia
2011-2012: Yemen, Pakistán, Somalia
2014-actualidad: Irak y Siria.

 

miércoles, 2 de marzo de 2022

El País de los Viejos Ologramas y Occidente que muere

La auténtica guerra mundial en curso es también, y no secundariamente, informativa. Desde el 1 de abril parece imposible darnos una cierta idea realista de lo que sucede, ¿verdad, Belarmo?

-¿Eso qué es? -pregunta mi abuelo.

-El País de los Viejos Ologramas, no hagas caso -respondo.

-En las casas del pueblo* pusimos atlas mundiales y no registraban nada semejante. 

-Nació hace diez años o algo así y pronto será un pueblo fantasma. Le llaman Instagram y sucumbe ante uno recién fundado: Tik Tok.

-Deja ya tus pos, posmodernidades.

-¿Yo qué culpa, si existen criptomonedas y a miles programas como este?

"Por cierto, también están en obsolecencia, como el
SWIFT, acrónimo de Society for World Interbank Financial Telecommunication o Sociedad para las Comunicaciones Financieras Interbancarias Internacionales. En cualquier momento el oro puro y duro los mandará a la mierda."

-¡No más, dije!

-Espera, que por fin estamos sobre la ruta. Escucha al tumbaburros virtual:  "El primer asentamiento humano en Rusia se remonta al período olduvayense en el Paleolítico Inferior temprano. Hace unos 2 millones de años, ejemplares del Homo erectus emigraron a la península de Tamán en el sur..."  

-Vayamos allí. 

-Para, que no da tiempo de todo. 

Ucrania. Confío que no sea otra fake tomada en quién sabe dónde ni cuándo.
-Qué emoción. Los más voraces, criminales quinientos años de la historia mordiendo el polvo para siempre.

-Si, pero dan paso a una incógnita también sin igual.

-Detengámonos en el siglo IX d.c.

-¿Tan pronto? 

-Si nos estancamos siguiendo a Battuta durante el 1193 rumbo a tus obsesiones asiáticas...

-Pero estamos en Europa.

-Porque es fuer. 

-¿Y esos? 

-Varegos o vikingos orientales en la
la Rus de Kiev. Se evangelizarían poco más tarde para volverse los primeros cristianos oxtodoxos.

-¿Eh? ¿Y tan tarde? Pensé que eso era bizantino de fines del imperio romano.

-Ver para creer, jeje.

SEGÚN SE NOTA CONTINÚA EL ÚLTIMO VIAJE LUEGO CONVERTIDO EN PARTE DE LA CRÓNICA INTERMINABLE.

-Estás loco -tercia Juan, quien lee. -Imposible seguir tus dichosos cuadernos. 

-Es como las llamadas a misa: viene quien quiere. 

-0-

-Regresemos, aprisa. 

-¿Por qué, Belarmo?

-Ve la batalla por mañana. Se remarca el  panfascismo obrando en contra suya.

Primero la básica, gruesa verdad escupida con asco por

"...esto se está convirtiendo en una guerra mundial de nuevo tipo (...) Un hiperconflicto híbrido que por el momento, en su arista militar, se está desarrollando en un teatro concreto y local: el territorio de Ucrania. Pero que en todos los demás frentes –político, económico, financiero, monetario, comercial, mediático, digital, cultural, deportivo, espacial, etc.– se ha transformado en una guerra mundial y total."