miércoles, 11 de diciembre de 2019

A la orilla del agua

Ver antes Hilando, porque hay que componer un todo, así sea poco a poco.
Publico dos veces diarias, dando cuenta también del presente político-social. No me exijan demás, jeje. 

Nuestro viaje es hacia múltiples direcciones del tiempo y el espacio humanos, buscando lo que no conocemos mi abuelo y yo, cada uno por aparte.
Él, atrevido hasta decir basta, representación del pueblo sombra, así mejor cazador furtivo, perteneció a la Federación Internacional Minera y durante su exilio viajó mucho para acordar con sus compañeros américanos. Gracias a ello tiene contactos en Bolivia, Chile, Ecuador, etcétera, y es quien nos descubre las presentes resistencias subcontinentales. 
El México actual aparece habitualmente y me lo reservo.
Juntos lo guio por el pasado histórico que frecuenté o me es pura interrogación, y más allá, donde ni imaginar quería. Revisen El último viaje (como cuaderno) y nos verán ir a lugares poco atractivos para mí a solas, como las tierras nibelungas -bueno, algo sabía, pero apenas en cuanto se relacionaban con los celtas irlandeses, a quienes rindo culto.
Días atrás y como si caminara a ciegas atisbé A la orilla del agua, obra fundacional china, esforzándome en alcanzar ese país pasando por India. Cantón era la provincia elegida y por mi amistad con Ibn Battuta, viajero inigualable cuyo rastro se sigue en Demasiado humano, intenté introducirnos a través del diario que escribió. 
Olvidé al musulmán y nos detuve para indagar las rutas hindúes. Sin avanzar más, hice un guiño a mi Inesperada, diciéndole: A la orilla del agua está el desierto, ¿verdad?
¿Los confundo? Perdonen. Ese tema no es cualquier cosa y yo cantifleo, según bien saben.
India, paso de cuanto produjo el Viejo Mundo.  
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El abuelo se queja:
-¿Qué coño estamos haciendo?
-No hay líneas rectas. 
-¿Y sin líneas sí?
Para joderlo meto reversa y voy a Samotschin, en Ostmark, provincia que perteneció a Polonia un siglo antes de encontrarla hacia 1908, cuando Ernst Toller crece allí, donde es Alemania vía extinto imperio prusiano...

-¡Para con las precisiones!
Hagámosle caso al mentor, recordando que el personaje forma parte de la comunidad judía y aunque tiene por muy amigo a Estanislao, polaco y en consecuencia católico y pobre, a quien ahora debido a ello incorporamos a nuestra Corte de medianoche, corea con los demás en las calles ¡Apóstatas pulgosos!, refiriéndose a...
-¡No más, por Dios!
-Caíste, presunto ateo comecuras. 
-Esta vez te mato.

-Si me alcanzas -digo echando a correr y recomendándoles que lean http://brigadaparaleerenlibertad.com/programas/una-juventud-en-alemania/ o las notas que hice para presentar ese libro con O.
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No llegamos a China pasando por la India en siglos "medievales" y aborto nuestra misión judío-polaca-alemana durante los años mil novecientos y, por extensión, de Bulgaria a Ucrania con Kristian Rakovsky (http://brigadaparaleerenlibertad.com/programas/los-peligros-profesionales-del-poder/).
Ni modo, debo seguir las instrucciones de mi guía ideologíca: "Agarra culoqueencuentres. ¿No dices que la revolución y el amor son un mismo, indisoluble acto?"
Sí así ordena... 
(Sentido del humor, reclama a su vez este viaje, nietos.)