lunes, 10 de diciembre de 2018

Una lideresa

Sigue a Coyuntura y Dimensionar. ¿Solo dos apuntes al historiador invitado? Más bien unos mil. Cada quien cree lo que necesita, fuera y dentro de la Academia.

Diana Sánchez Barrios es la idonéa hija de Alejandra B., quien por tres décadas lidereó el comercio en vía pública capitalino con prácticas que envidiarían nuestros históricos dirigentes corporativos.
La "niña" obtuvo permisos para su gente en parques y grandes arterias de nuestro Centro y alrededores hasta el pasado día 30 y los extendió a discreción -¿estará pensando retirarla en 2024?
Fue perredista y luego, como casi todos sus correligionarios, pasó a Morena. Desde allí asesoró la campaña del nuevo alcalde en Cuauhtémoc, viejo coto bejaranista (por Bejarano, Señor de las ligas, quien probó la prisión con un tal empresario Ahumada y gracias a Rosario Robles, compinche mayor que tenía todo para ser nuestra primera Presidenta, luego fundamentalisima operadora del hoy defenestrado Enrique Peña Nieto y así traidora máxima).
He aquí a Barrios II. Al lado suyo nuestra nueva Jefa de Gobierno.
Neoliberales y caudillos y caciques, resulta la fórmula, estimable historiador invitado, y no dice palabra al respecto.
Nada más constante en México que aquéllos segundos, sirviéndose a sí en sociedad con quién fuera: un tiempo, usureros; más tarde, capitales extranjeros y la burguesía creada exprofeso, incluyéndolos. 
Hoy repetirán esa receta, quiéralo o no AMLO, que para su control necesita rehacer el presidencialismo. 
Gracias, Sra. Barrios II, por servirme de ejemplo. Ahí platique con nuestro Dr., que no la vio venir, jeje.

 

sábado, 8 de diciembre de 2018

Dimensionar

¿Para qué escribir esta nota obvia en apariencia?
Hago dos comentarios al historiador invitado:
Sintomáticamente siempre desestimó al cardenismo, Dr., dando por seguro que se limitó a confirmar al entonces nuevo régimen. 
Su linealidad, apreciado señor, tiene virtudes y defectos. Le importa solo el Estado y no ve hacia abajo, como es natural en quien jamás tento esas partes. Así se pierde lo que la sociedad construye aunque no parezca. Otros apreciamos un continuo viniendo de lejos, fracaso tras fracaso relativos, pues condicionaron al poder. ¿Sin él habría, por ejemplo, ejido, sindicalismo autónomo, normales rurales socialistas, coyunturas que pudieron conducirnos a otros lados, gracias a las cuales el régimen posrevolucionario desvió en más o en menos, para bien y mal común, su érratico camino? Porque no hubo curso recto durante ese largo periodo.
La segunda anotación que le hago se refiere al presente, cuyas alternativas populares no distingue.
En su argumentación falta eso llamado gran utopía. Queda claro: también usted responde a mentalidades de clase.

Dimensionemos otra vez: se fueron quienes gobernaban el país hace cuatro décadas como herederos de un régimen centenario.
Si las instituciones y poderes fácticos están intactos, ¿cuánto se transformarán dirigidos por algo que recuerda a los caudillos y caciques imprescindibles en estas tierras desde cuando menos nuestra guerra independentista, doscientos años atrás (Coyuntura repite y no lo que digo).
Leo a un historiador respetable, cosa relativamente inusual por aquí, pues quizá nos mal guio. El fin del principio, llama a su artículo (https://www.eluniversal.com.mx/columna/lorenzo-meyer/nacion/el-fin-del-principio?fbclid=IwAR1o37jUGrjFIOL62vHdbNtPeLsrmDqNrlBbH_nojdQ2uAud7vqKG3lwms4).   "Si el proyecto de AMLO se materializa (condiciona los hechos, obsérvese), entonces, con el final del gobierno de Enrique Peña Nieto (...) ese sistema que se inició con la caída de Porfirio Díaz (1911...) sería un nuevo ancien régime... 
"La peculiaridad del potencial nouveau régime que está naciendo (hay un contrasentido en el discurso, Dr., permítame decirle, jeje) es que AMLO y su partido alcanzaron el poder desde la oposición abierta, sin recurrir a la violencia..."
No hay "ruptura en el ejercicio del poder", continúa nuestro invitado -jeje-. "Ese siglo priista, se caracterizó, en su segunda mitad, por la capacidad de la clase dirigente para administrar su decadencia, por prolongarla hasta el momento en que, sin otra salida viable, aceptó entregar el poder..." Demasiado líneal su argumentación, ¿no cree, don Lorenzo?, que le permite una espléndida conclusión: "Desde esa perspectiva, AMLO y su movimiento bien pueden explicarse como subproducto de esa ´larga guerra de retaguardia´ del PRI..."
Hay quienes desesperan comparándonos con el movimiento francés (https://www.elmundo.es/internacional/2018/12/08/5c0be939fdddffeebb8b4628.html).
-¡Así se hacen las cosas! -gritan.
-Tal vez falta poco -pienso y recuerdo el proceso transicional español, de los años setenta, y su fin de régimen. 
-Era indispensable -aseguran y sé que antes vivían allí un auge popular y lo echaron por tierra para ahora...
¿Hacia dónde mirar? ¿Nos los indicarán los mismísimos Estados Unidos? 
En Venezuela había un Chávez, Lula gobernaba Brasil y vean. 
Como cualquiera, México es pecualirísimo y tiemblo observando a Morena, PRD mal refundado y con terribles apéndices. 
-Caudillos y caciques, caudillos y caciques -repito y repito. 
-Sólo el pueblo salva al pueblo -decía Filiberto.
-¿Cúal? -le pregunto conociendo la respuesta.
-En Inglaterra -afirmaba Tariq Ali meses atrás- el Partido Laborista volvió a ser izquierda, se radicaliza y de celebrarse hoy las elecciones... Y en Nepal...
Información y más información, vaga, muy vaga.   
SIGUE